Si en algo estamos de acuerdo todos los dominicanos es en que estas elecciones serán las más complicadas de nuestra historia, y por lo tanto las que más explicaciones y enseñanzas requieren para que no se produzca una avalancha de votos nulos.
Sin embargo, no ha sido así. Falta mucha información. Se trata de tres boletas electorales, 26 partidos políticos, 4,000 cargos públicos por escogerse, 16,000 mesas electorales con sus respectivos “escáneres”, 63,000 efectivos encargados de la seguridad en todo el país y un personal entrenado consistente en 90,000 personas. Todo ello para realizar un trabajo en 12 horas, de seis de la mañana a seis de la tarde.
Como puede apreciarse, es una tarea más difícil y compleja que los famosos doce trabajos de Hércules que nos cuenta la mitología griega… pero sin Hércules.
Ante una situación como esta, insisto en que la necesaria campaña educativa para enseñar a votar a la población ha sido y sigue siendo muy pálida. Y, de no adoptarse medidas extremas en los pocos días que faltan para llegar a la hora cero, habrá lloro y crujir de dientes a todo lo largo y ancho de nuestra media isla.
Aunque mi lamento se pierda en el espacio, veo una leve esperanza de poder paliar la triste situación planteada, si la Junta Central Electoral, durante los escasos días que faltan, satura al máximo todos los medios de comunicación del país con mensajes educativos para enseñar a votar a los que todavía no sepan hacerlo.
Se trata de una medida necesaria y urgente.
Todavía hay tiempo.