Antonio Ciriaco Cruz 
Antonio Ciriaco Cruz
El capitalismo actual vive transformaciones en sus fuerzas productivas que convierten a la tecnología, y a la investigación, desarrollo e innovación en el motor más importante del crecimiento de las economías.
Por otra parte, con la actual configuración del orden económico mundial y del tejido empresarial, ningún modelo de desarrollo podrá tener éxito sin la articulación de la tríada Estado-Universidad-Empresa que fomente políticas de desarrollo productivo alrededor de sectores claves, que mejore las capacidades de la fuerza de trabajo e impulse la investigación, el desarrollo y la innovación.
¿Por qué enfatizo en esa tríada? Veamos: en julio de 2022 el Senado de los Estados Unidos aprobó la “Ley de Chips y Ciencia”, un paquete de casi US$250 mil millones de dólares en inversiones federales en investigación, innovación y fabricación de ciencia y tecnología.
Esta Ley proporciona US$76 mil millones de dólares para desarrollar una próxima generación de tecnologías de semiconductores y restablecer la otrora fortaleza de los americanos en la fabricación de semiconductores.
Los semiconductores se consideran el petróleo del siglo XXI: se encuentran en una enorme variedad de productos, desde vehículos, dispositivos médicos y teléfonos móviles hasta tecnología avanzada de seguridad nacional. Pero sólo el 12 % de los chips se fabrican en Estados Unidos, frente al 37 % en los años 1990.
Todo esto es porque la República Dominicana, al igual que lo está haciendo México, puede aprovechar su posición geográfica y el tratado de libre comercio DR-CAFTA para atraer parte de esos recursos en inversiones alrededor del “neorshoring” que sirva para estimular la instalación de empresas tecnológicas alrededor de la fabricación de chips.
El neorshoring es una estrategia de externalización por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, están localizados en destinos cercanos.
Viendo esa nueva configuración global, y para llevar a cabo esa estrategia con éxito, la tríada Estado-Universidad-Empresa es determinante, y sin lugar a dudas que sería el ente articulador que le dará al modelo económico dominicano más fortaleza.
