¿Narciso González (Narcisazo)? (1 de 2)

¿Narciso González (Narcisazo)? (1 de 2)

¿Narciso González (Narcisazo)? (1 de 2)

Fidel Santana.

El profesor Narciso González (Narcisazo) era abogado y profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Fue columnista de diversos medios escritos nacionales, poeta, ensayista, animador cultural de grupos populares, guionista y periodista.

Fue un reconocido crítico del régimen dictatorial de Rafael Leonidas Trujillo, así como un opositor de los gobiernos de Joaquín Balaguer.

Narcisazo, junto con el fenecido profesor Roberto Duvergé, siempre estuvo acompañando las iniciativas educativas que distintas generaciones de líderes estudiantiles impulsamos en la UASD. También nos acompañó en barrios y comunidades del país impartiendo cursos y conferencias sobre cultura y distintos tópicos, en los que se manejaba como un verdadero maestro, siempre compartiendo sus saberes.

La desaparición forzada del profesor Narciso González, a partir del 26 de mayo de 1994, sigue siendo un signo de interrogación hasta el día en que se conozca su paradero y los responsables de ese crimen respondan ante la justicia.

En unos días se cumplirán 28 años de la desaparición y el Estado no ha esclarecido los hechos ni ofrecido una versión definitiva y oficial de lo sucedido.

En el plano jurídico lo único que hasta ahora se puede señalar como una acción concreta en procura del esclarecimiento del caso es la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que declaró, por unanimidad, el 27 de febrero de 2012, que el Estado dominicano es internacionalmente responsable por la desaparición forzada del profesor Narcisazo y por las violaciones a los derechos a la libertad personal, a la integridad personal, a la vida y al reconocimiento de la personalidad jurídica.  De igual manera estableció que en el caso se ha producido la violación de los derechos a las garantías judiciales, a la protección judicial y a la integridad personal, en perjuicio de sus familiares.

En su sentencia la CIDH ordenó al  Estado realizar las investigaciones en un plazo razonable a fin de establecer la verdad de los hechos, así como de determinar y sancionar a los responsables de la desaparición forzada de Narciso González. También ordenó efectuar una búsqueda seria para determinar su paradero; realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional por los hechos; colocar una placa conmemorativa en el Centro Cultural Narciso González, en la que se haga alusión a la Sentencia, a los hechos y a las circunstancias en que ocurrieron; realizar un documental audiovisual sobre su vida, en el que se haga referencia a su obra periodística, literaria y creativa, así como su contribución a la cultura dominicana; y pagar indemnizaciones por daños materiales e inmateriales.

De esta sentencia han transcurrido más de 10 años sin que el Estado dominicano haya dado cumplimiento a su dispositivo. Y ya es hora de que se proceda a cumplir.

El Ministerio Público debe retomar la investigación y el gobierno debe resarcir los daños.

Para el Estado dominicano este no puede seguir siendo un caso engavetado. La desaparición forzada de personas, como crimen de lesa humanidad, es una figura que se caracteriza por su permanencia en el tiempo. Sus efectos continúan mientras no se esclarece con certeza la suerte y el paradero de las víctimas y se entregan los cuerpos a sus familiares para darles digna sepultura. Por tanto, las obligaciones de investigación y reparación se extienden durante todo el período durante el cual permanece la incertidumbre sobre el paradero de las víctimas.

Superar el limbo de la impunidad en este caso fortalecerá la institución de la justicia dominicana y reafirmará el mensaje que ha estado enviando el gobierno de que no apañará delitos de ningún tipo. Y para la sociedad, que ha reclamado justicia durante 28 años, ésta sería la confirmación de que “no hay crimen sin castigo”.

Hacer justicia, para la memoria de quien en vida fue un ser humano íntegro, solidario y bueno, moralmente es lo que debe suceder. La perversión, el crímen y la maldad no deben triunfar.



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