Era más que un simple salto para Simone Biles. Fue el momento en que ahuyentó los fantasmas olímpicos de hace tres años.
La estadounidense respiró hondo mientras estaba al final de una pista de 25 metros en París el martes, preparándose para ayudar a sus compañeras a recuperar el título por equipos de gimnasia femenina que habían perdido en Tokio.
En aquellos juegos Biles comenzó la competencia pero no pudo terminar cuando fue afectada por los llamados “twisties” o “giros”, una pérdida repentina y aterradora de orientación espacial que los gimnastas pueden padecer cuando giran en el aire.
En el escenario de las pruebas de gimnasia de París 2024, el Bercy Arena, las gradas estaban abarrotadas de espectadores y entre el público se encontraban Serena Williams, Michael Phelps y Bill Gates.
Biles se convirtió en la primera gimnasta en completar un salto llamado ‘triple flip’, obteniendo una puntuación de 15.800.
Tras su triple giro la gimnasta aterrizó firmemente sobre sus pies, esbozando una gran sonrisa mientras la multitud estallaba en celebraciones.
«Después de terminar el salto me sentí aliviada: pensé ‘uau, no hay flashbacks‘«, dijo Biles, de 27 años.
«Sentí mucho alivio y tan pronto como aterricé supe que íbamos a lograrlo».
Y tenía razón. Ella y sus compañeras de equipo ganaron el oro con un cómodo margen por delante de Italia y Brasil.
Desde el momento en que logró su salto en la primera ronda, Biles pareció relajarse: chocó los cinco con sus compañeras de equipo Sunisa Lee, Jordan Chiles, Jade Carey y Hezly Rivera, antes de que, una tras otra, realizaran una serie de rutinas.
En Tokio, Biles se había quedado animando al equipo desde las gradas mientras padecía aquel peligroso bloqueo mental en que las gimnastas pierden su conciencia espacial en el aire.
Esto la llevó a retirarse de cuatro finales individuales en unos Juegos en los que se esperaba que ganara varias medallas de oro.
Fue un duro episodio en la vida de la gimnasta que sentía enormes presiones desde consagrarse en los Juegos de Río en 2016 y tornarse centro de la atención mundial.
En una entrevista antes de las Olimpíadas de París, Biles recuerda:
“Sentía que había llegado a la cima a los 19 años y sentía temor pensando en el resto de mi vida. Me decía, no sé si podré volver a lograr esto”.
“Muchas de mis compañeras me tenían como referencia, así que sentía que era esa persona fuerte, que nunca podía mostrar un signo de debilidad, pero hubo muchos momentos en los que me sentí muy sola”.
En Tokio volvió a competir en la final de barra, logrando un emotivo bronce, pero no fue hasta ahora ahora -con 27 años de edad y ocho años después de ganar cuatro medallas de oro en Río 2016 – que Biles pudo volver al tope del podio olímpico.
«Ahora que soy mayor tenemos mucha más experiencia y estamos aquí divirtiéndonos y disfrutando lo que estamos haciendo, así que creo que es simplemente diferente», dijo cuando se le preguntó sobre la diferencia en el equipo entre 2016 y 2024.
Tras los acontecimientos en Tokio podría haberse pensado que ya no veríamos a Biles en otros Juegos Olímpicos.
Pero no trasciendes en tu deporte a menos que seas algo especial.
Cuando Biles regresó a la gimnasia el verano pasado después de un descanso de dos años, pronto quedó claro que aún estaba en su mejor momento. Podría argumentarse incluso que estaba mejor.
La gimnasta ganó poco tiempo después un sexto título mundial y mostró algunas de sus rutinas más difíciles, además de agregar el salto Biles II, el quinto movimiento que lleva su nombre.
Incluso antes de estos Juegos Olímpicos, Biles presentó un nuevo movimiento de barras asimétricas a la Federación de Gimnasia, lo que significa que se convertirá en la única gimnasta activa en tener movimientos con su nombre en los cuatro aparatos si lo realiza aquí.
Pero los límites que ha superado Biles van más allá de cualquier cosa que haya logrado en sus rutinas olímpicas.
“Depresión y ansiedad”
La disposición de Biles a hablar sobre su salud mental en Tokio abrió un diálogo sobre el tema. Ella dio un poderoso mensaje de que el bienestar personal estaba por encima de las medallas.
La gimnasta dio un relato detallado en un documental reciente de Netflix sobre lo que sucedió en Tokio, la presión de las expectativas y el impacto de que algunos en las redes sociales y más allá la llamaran quitter, alguien que abandona y claudica.
En el documental Biles mostró a los espectadores el «closet olímpico prohibido»: el armario en una habitación de su casa donde guarda los uniformes, medallas y otros artículos relacionados con esos Juegos. Allí es donde pasó mucho tiempo llorando, según relató.
Biles ha hablado de lo ocurrido en Japón incluso en las audiencias judiciales que enfrentó tras el escándalo de abusos en el equipo estadounidense por parte de Larry Nassar, exmédico de ese equipo.
Durante una de estas audiencias, dijo que lo sufrido en manos de Nassar había sido una «carga excepcionalmente difícil» de soportar sin la presencia de su familia en los Juegos de Tokio, afectados por la pandemia.
En otra entrevista sobre estos abusos, añadió: “Eso fue tan traumático que en ese momento me diagnosticaron depresión y ansiedad. No se puede contener el trauma por mucho tiempo. Y eso es lo que vieron en los Juegos Olímpicos de Tokio, un gran derrame de todo eso que estaba contenido”.
En la cima otra vez y en sus propios términos
Biles compartió algo de lo que la ha ayudado en 2024 a volver a ganar el oro olímpico.
Tras la victoria en la final por equipos dijo: “Esta mañana empecé el día con terapia”.
La gimnasta ha regresado a su deporte en sus propios términos.
«Nadie me obliga a hacerlo», dijo a principios de este año.
Su equipo le quitó presión diciéndole que no necesitaba competir en todos los eventos y que no tenía que hablar con la prensa después de los entrenamientos o las sesiones de clasificación.
Estos Juegos son diferentes a los de Tokio: su marido está aquí con ella, los aficionados han vuelto a las gradas y las actitudes hacia la salud mental han cambiado.
Y la gimnasta más condecorada de Estados Uniods tiene una nueva medalla de oro olímpica.
“Tengo días buenos, tengo días malos, pero sé que eso no me define”, dijo Biles en una entrevista.
“Y aprendí a través de la terapia que sí, que no debo cargar culpas, pero convencerme a mí misma fue realmente muy difícil. Y creo que a estas alturas todavía estoy trabajando en eso”.
“En este punto nada puede quebrarme. Es como si hubiera pasado por tanto, tanto trauma, tanta sanación. En cuanto a este proceso en que estoy ahora, estoy en realidad entusiasmada de ver qué puede suceder”.
La gimnasta se clasificó para cuatro finales más en París.
Está en la final del concurso completo individual este jueves, la final de salto de potro el sábado y la final de suelo y barra de equilibrio el lunes.