Ni del lenguaje, ni de la sociedad, nada, ni nadie, está fuera. Economía, política, cultura, religión, mercadeo, educación, familia, deporte, entretenimiento…absolutamente todo es parte de la sociedad y por tanto todos somos corresponsables de lo que pasa en la sociedad, lo bueno y lo malo. En el debate que se efectúa en las redes sociales estos días sobre la publicidad de una telefónica que a juicio de muchos (incluyéndome) promueve relaciones de uso y abuso hacia la mujer, algunos han argumentado que en publicidad no se debe coartar “la creatividad” y que no es responsabilidad de los creativos los males que afectan la sociedad dominicana.
Lo primero es que “creativos” no son, ya que se demostró que vulgarmente copiaron otra publicidad semejante en otra latitud. Lo segundo es que la publicidad es una actividad empresarial que se inscribe en un orden legal y social, y que de ninguna manera está autorizada a impulsar prácticas sociales que denigren a ciudadanos y ciudadanas.
Vivimos en un momento donde miles de mujeres han sido asesinadas por ser consideradas propiedad de machos primitivos para que una publicitaria promueva la concepción de que “..mereces una compañía que te de lo que exiges” acompañado de una imagen que socialmente se identifica con el “chapeo”. Propongo que nos esforcemos en impulsar una legislación que sancione esos atentados contra la dignidad de cualquier ser humano. Si la publicidad no está al servicio del desarrollo de la sociedad, a la vez que impulsa sus productos, es comunicación tóxica y antisocial.