En la vida nada dura para siempre, dado que estructuras e imperios que por años parecían indestructibles, se han ido a la porra, producto de una serie de factores intrínsecos a la misma naturaleza del quehacer humano que no asimila que todo lo que sube baja.
Esa situación la explica a la perfección la ley de la gravedad, y por lo tanto, a nadie debe sorprender que se produzcan estos fenómenos.
El fenómeno sobre el resquebrajamiento de las diversas estructuras a nivel de todos los sectores, se vive cada cierto tiempo , aunque para los que viven los triunfos, a veces les resulta incomprensible, quizá creyendo firmemente en la estaticidad de todo lo que los rodea.
El mundo cambia constantemente en todos los aspectos, y en la actualidad observamos pávidos como producen eventos que antes nadie podía concebir, suponer o proyectar.
En la medida que avanzamos en todos los órdenes, en especial el científico, todav’ia algunos creen que todo es posible, desconociendo que la vida, para mal o para bien, evoluciona sin pausas, segundo a segundo.
Me llama la atención lo que ocurre en el ámbito deportivo, donde algunos equipos integrados por estelares, dormitan en sus laureles sin efectuar los cambios pertinentes para tratar de seguir en la cima.
Es en el ámbito político, es donde por tradición más se producen las grandes frustraciones, en especial, porque los que ostentan el poder, hacen caso omiso a todo lo prometido a la población ávida de cambios, y al bajar a realidad, se quejan de su mala suerte.
Volviendo al deporte, el mejor ejemplo de que nada dura para siempre, y que lo que es hoy invencible, mañana no lo es, lo vemos en el resquebrajamiento , de la dinastía que por muchos años impusieron los Warriors en la NBA.