Tras la tiranía, desde 1962 un puñado de afortunadas familias forjó las asociaciones y gremios empresariales cuyos desvelos han fomentado que, a pesar de muchos políticos y no gracias a ellos, nuestro país posea hoy una democracia próspera, estable y con crecimiento económico envidiado.
Los Bonetti son una de esas familias y su líder por medio siglo ha sido José Miguel Bonetti Guerra, padre de su relevo, Ligia.
Adaptándose a las cambiantes situaciones de cada época, con ejemplares gobernanza corporativa y diversificación, la antigua Manicera, hoy Grupo SID, enorgullece a la nación por sus aportes, responsabilidad social y reconocida calidad de sus productos.
Con tantas obligaciones, es difícil dedicar tiempo, esfuerzo y dinero al patrocinio, mecenazgo o apoyo a los menos afortunados.
Por eso, es significativo que la Orden de Malta distinguiera a don José Miguel -uno de sus fundadores en Santo Domingo— por su labor humanitaria, liderazgo cívico, generosidad y compromiso.
Desde 2018, los caballeros de Malta han canalizado más de cien millones de dólares a instituciones benéficas.
Algunos cínicos sin obra llaman lisonja a reconocer méritos ajenos, pero el ejemplar legado altruista y filantrópico de Bonetti Guerra enorgullece a familiares, amigos, socios, colaboradores y a muchos buenos dominicanos. Me alegra unirme al festejo de este insigne capitán de industria.