1.- Museos funerarios. El factor dominante de la arquitectura funeraria es que esta representa valores simbólicos especiales para la historia y la cultura. Por esta razón, las autoridades municipales entenderán que tiene que mover una cantidad de recursos para conservarlos y exponerlos.
Esta disciplina, o mejor, campo de estudio especializado y multidisciplinario, se ocupa de los cementerios patrimoniales.
Ellos recogen gran parte de las raíces de nuestra identidad nacional, cuentan historias de la lucha por la Independencia, la Gesta patriótica de la Revuelta de Abril, documentan nuestra historia espiritual, lo mágico-religioso, que tiene un carácter social, político y cultural. Nuestros cementerios patrimoniales hoy lucen descuidados; la situación actual los mantiene paralizados en el tiempo presente, sea por abandono, sea por la indiferencia.
Está pendiente el poder describir sus tumbas, cenotafios, mausoleos, panteones, cada uno de ellas refiere una unidad fraternal, filiar; hay poliflora, ouróboros, techos en dos aguas, y cruces en hierro forjado.
El lugar donde está el cementerio parroquial de la ciudad de Santiago data de 1805; como era la costumbre en Europa se acostumbraba a depositar los restos humanos en los alrededor de las iglesias.
Este cementerio municipal fue rehabilitado en 1850, en 1892, y en 1939, con cambios de los propietarios de las tumbas que, al igual que en Europa, convirtieron las prácticas funerarias en ostentaciones de las clases sociales de los difuntos.
De ahí que el cementerio se haya influenciado por la creación de tumbas de estilos neoclásico, neogótico, de panteones y mausoleos de familias acaudalas, y, sobre todo, con símbolos de la cultura masona. Desde 1844, la masonería se había instalado en las clases más liberales de la nación, incluso en la familia de Juan Pablo Duarte. La entrada principal de este cementerio carece de esa arquitectura moderna.
Otro cementerio patrimonial es el de la avenida Independencia, en Santo Domingo, llamado municipal, desde 1987, cuando fue declarado patrimonio cultural por la UNESCO.
Fue fundado el 29 de agosto de 1824, durante la ocupación haitiana. Muchos de los héroes nacionales, antes de ser llevados al Panteón Nacional, fueron enterrados allí. Cerrado desde 1942, la efervescencia del estallido constitucionalista de 1965 obligó a ser utilizado de nuevo. Allí hay una parte importante de su historia. Y también algunos símbolos necrológicos que demuestran que es un museo funerario.
Todo cementerio es una unidad funcional que se sitúa en la realidad cultural. En especial cuando esta parcela de la sociedad tiene las características de un patrimonio cultural, social, histórico y antropológico.
A diferencia del cementerio civil, parroquial, donde se llevan a cabo los enterramientos laicos, hay unos pocos cementerios que conforman una arquitectura funeraria.
La arquitectura funeraria, con su arte de los símbolos propios, está muy avanzada en otros países.
La situación del patrimonio funerario de nuestro país, sin compararlo con otros países, y gracias a los aportes de información y conocimientos de los grupos de investigación y difusión del patrimonio funerario, como el de la Red Iberoamericana de Cementerios Patrimoniales (enero, 2021), estamos seguros que nos hemos quedado atrás.
Esto debería movernos a realizar estudios y proyectos funerarios, considerando el decreto 308-21, que crea a PROMUSESOS.