BOGOTÁ, COLOMBIA.- Si en tu agenda está visitar Bogotá, Colombia, el Museo del Oro es uno de esos lugares que deben estar sí o sí en tu itinerario. La razón es simple, con sus más de 60 mil piezas, exhibe la colección de orfebrería prehispánica más grande del mundo.
Ubicado en el costado oriental del parque Santander, en el centro histórico de Bogotá, cerca de la estación de TransMilenio, cuenta con varias salas para las exposiciones permanentes y las temporales. Se articula en cinco grandes áreas temáticas: El trabajo de los metales, La gente y el oro en la Colombia Prehispánica, Cosmología y Simbolismo, La Ofrenda y El Exploratorio.
Viaje sensorial
Recorrer las diferentes salas nos hace imaginar y valorar las diversas culturas indígenas que poblaron Colombia antes de la colonización por los españoles. Es impresionante la colección de piezas de oro puro y un material conocido como tumbaga (resultado de la mezcla de oro, cobre y plata) que alcanza aproximadamente las 35,000, además de unos 25,000 objetos hechos a base de cerámica, concha, hueso, piedra y textiles.
Después de recorrer sus salas, de manera cronológica, definitivamente la mejor parte te espera al final, cuando ingresas en una bóveda redonda y oscura. En la quietud, sientes que estás en medio de la nada y, poco a poco, empiezas a escuchar ritmos ancestrales que van inundando el ambiente, mientras una luz tenue desata el brillo de cientos de piezas de oro. Muchos han concordado que es una de las experiencias más anheladas de sus visitantes.
La historia
La colección de este museo se inició en el año 1939, cuando el Banco de la República adquirió su primera pieza, el poporo Quimbaya ( precolombina del periodo quimbaya clásico usada como recipiente ceremonial para el mambeo de hojas de coca en ceremonias religiosas).
En el año 1940 se realiza la primera exposición en la sala de juntas del banco, y a los 7 años se habilita un salón para que los invitados vieran las exhibiciones. Pero es en el año 1959 que abre sus puertas como museo y se permite el acceso del público. Más adelante, en 1968, se construye el edificio actual de la mano del arquitecto Germán Samper Gnecco, que dos años más tarde sería galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura.
—Leyenda del Dorado
En el museo, de martes a domingos y días feriados, puedes ver de cerca la famosa “balsa muisca”, pieza que representa los rituales de ofrendas que se realizaban en la Laguna de Guatavita y que originaron la Leyenda del Dorado.