Entre sus atractivos está el parque Mirador Norte, que ofrece áreas deportivas, juegos infantiles y un restaurante. Elieser Tapia
SANTO DOMINGO.-Santo Domingo Norte se ha quedado atrás y exhibe un desarrollo que marcha a paso lento, que las autoridades no han podido o no han querido interesarse en acelerarlo.
El caos y la arrabalización dan la bienvenida a un municipio lleno de historias que no han sido contadas de una manera que puedan llegar más allá de donde son conocidas.
Su riqueza cultural data desde su fundación de más de cuatrocientos años.
El nombre de Villa Mella se dio como un reconocimiento al patricio Ramón Matías Mella, por parte del presidente Ulises Heureaux en el año 1888, cuando recibió el nombre de “Común de Mella”. Cien años antes, en 1785, el territorio era llamado Sabana Grande del Espíritu Santo.
La diversidad cultural que exhibe el municipio tiene su origen en la historia afroantillana, de donde se derivan diversos ritmos musicales como los atabales, el pri-pri y las salves, entre otros.
En el año 2001 la Organización de las Naciones Unida para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), declaró a la “Cofradía del Espíritu Santo” de Villa Mella Patrimonio Cultural de la Humanidad, pero ni eso ha sido suficiente para darle el impulso que muchos consideran se merece.
Los chicharrones han dado quizá la mayor notoriedad a Villa Mella, tanto nacional como internacionalmente. Pero en eso los “villamelleros” han ido perdiendo terreno por diversos factores, entre los que algunos entrevistados citan espacios de expendio con mayor adecuación. Hoy día hay muchas “frituras” a orillas de las calles que no inspiran a muchos compradores. Los llamado “chicharrones light” se han ido imponiendo.
El municipio cuenta con un aeropuerto (Joaquín Balaguer-El Higüero -), el parque Mirador Norte, un pulmón de la ciudad, así como lugares religiosos, balnearios, montañas y la principal obra estatal que es el Metro de Santo Domingo, entre otros.
Crecimiento población
El crecimiento poblacional en esta demarcación es cada vez mayor por el levantamiento de proyectos habitacionales en diferentes puntos del municipio.
Pero ese crecimiento no refleja mejoría en áreas como infraestructuras viales, por lo que cada vez transitar es más complicado por el alto número de vehículos que se desplazan al mismo tiempo.
Villa Mella se ha convertido en una ciudad dormitorio, ya que la mayoría de sus habitantes deben trasladarse a laborar en otros puntos de la ciudad, como el Distrito Nacional, ya que las fuentes de empleos allí son mínimas.
Cada día cientos de vehículos se desplazan hacia el centro de la ciudad por la principal puerta de entrada y salida, que es el puente Francisco J. Peinado, sobre el río Isabela, el cual ha quedado como un callejón estrecho, razón por la que no es sorpresa encontrarse con un largo entaponamiento a cualquier hora del día y de la noche.
San Felipe olvidado
Sectores como San Felipe de Villa Mella todavía se mantienen marginados y con una escasa presencia de proyectos estatales, situación que hace lucir sus comunidades como lugares remotos.
Decenas de barrios de esa parte del municipio todavía permanecen sin asfalto en sus calles ni instalaciones deportivas, como estadios de béisbol o canchas para básquet y voleibol; tampoco cuentan con un multiuso.
San Felipe tiene una vía primaria que conecta con la avenida hermanas Mirabal, la cual representa un dolor de cabeza para quienes la transitan porque la cantidad de vehículos es cada vez mayor.
A estos se suman los que entran a Santo Domingo provenientes de la provincia Monte Plata, que atraviesan el municipio a través de la llamada carretera de Yamasá.
Esfuerzo de la Alcaldía
El director de Comunicación de la Alcaldía local, David Ruiz, asegura que el alcalde René Polanco ha sido el alcalde que más ha trabajado en el municipio, pero las obras quedan opacadas por el tamaño y las carencias existentes.
Señala que en la gestión se han asfaltado 125 barrios y se han invertido cerca de RD$200 millones en Presupuesto Participativo, pero que el crecimiento poblacional es cada vez más demandante.
Precisó que el municipio ya cuenta con más de un millón de habitantes, y cada vez que se hace un residencial surgen nuevas demandas que quedan bajo la responsabilidad del Cabildo, y este no recibe suficientes recursos para satisfacer las demandas de los munícipes.
Alcaldes no exigen a los gobiernos centrales
Cumplimiento El exconsultor jurídico del ADN Rafael Nina entiende que, en cuanto a las necesidades que competen al Gobierno central, los alcaldes no le han reclamado el cumplimiento de la ley para que se cumpla con las instalaciones gubernamentales.
Señala que eso no se da porque los representantes de los gobiernos municipales no conocen sus derechos y una vez llegan a la Alcaldía, además, utilizan el presupuesto para abultar la nómina y dibujar obras que no se realizan.