Los años gloriosos de los 60, 70 y 90 han quedado atrás. Un panorama adverso para las fuerzas del bienestar domina hoy el espectro internacional.
La emergencia de amplios movimientos sociales, de grandes utopías movilizadoras y de los años “felices” de que habló el premio nobel de economía Joseph E. Stiglitz han venido a ser suplantados en la actualidad por otros que nos llevan a decir que el mundo gira hacia la derecha.
En Europa resalta el retorno de Mariano Rajoy y su tan cuestionado Partido Popular luego de un período de vacío de poder político en España; en Gran Bretaña se destaca el triunfo del Brexit o postura de salida de la Unión Europea bajo premisas injustificadas; en Francia el desplazamiento del Partido Socialista por Macrón, considerado, sin embargo, como el “menos malo” de los conservadores; y de ocurrencia hace menos de dos semanas sobresale el triunfo en Italia de la coalición de centroderecha que tuvo como partido más votado el denominado “5 estrellas”.
Estados Unidos no se ha quedado atrás. El ascenso a la presidencia de ese país del insólito D. Trump ha sido un factor perturbador a escala planetaria.
América Latina por su parte ha visto suceder lo que se podría llamar un rosario de hechos contrarios al interés del movimiento de izquierda o popular.
Arrancando con el golpe contra Dilma Rousseff y los alegatos jurídicos para impedir la candidatura de Ignacio Lula da Silva, pasando por la elección del neoliberal Mauricio Macri en Argentina, el cerco a Maduro en Venezuela hasta llevarlo al ojo de la tormenta, la reciente derrota electoral del Farabundo Martí en El Salvador, la derrota de Guillier por el empresario Piñera en Chile, la votación alcanzada como candidato a senador por el expresidente Uribe en Colombia, así como la imposición electoral fraudulenta de la derecha en Guatemala y Honduras, son situaciones que constituyen un golpe para los que tenemos como motivo político principal la lucha por la igualdad.
La anterior situación abre múltiples interrogantes: ¿Por qué? ¿Por qué en estos momentos? ¿Cuáles serán las consecuencias? Esta realidad requiere una explicación.
Algunos han expuesto como razones una combinación de factores: ineficacias de las políticas populistas de izquierda, junto a un proselitismo de derecha con distintos matices, es decir candidaturas de derecha con propuestas con medidas de centro.
Sobre todo en el caso de Europa, los partidos triunfadores han proclamado respetar diversos aspectos del llamado estado de bienestar.
El problema entraña una gran complejidad, por lo que entendemos que los intelectuales progresistas tienen un gran desafío por delante: dar razones, prever consecuencias y proponer acciones.