Mujer y dignidad

La mujer como ser humano tiene una dignidad que necesita ser protegida. La cultura antropocéntrica fundamentada en el poder masculino, históricamente marginó a la mujer llegando a considerarla, por siglos, propiedad del hombre, objeto sexual, máquina de reproducción o hasta esclava.
Las mujeres son el motor del desarrollo y del crecimiento espiritual de la sociedad. Proteger y promover a la mujer es impostergable si queremos una sociedad justa.
Las inversiones en desarrollo que están centradas en el empoderamiento de la mujer producen resultados más rápidos e integrales. Niños y niñas educadas, sanas y protegidas, y familias funcionales. Para promover el bienestar social centrado en mujeres es necesario:
- Brindar atención y el cuidado infantil en familias en situación de pobreza como forma de promover derechos e incorporación de la mujer al mercado laboral.
- Crear oportunidades de capacitación y habilidades para la vida y el trabajo en mujeres en situaciones de vulnerabilidad a la violencia, trata o prostitución.
- Educar a las mujeres para que sean promotoras de una nueva masculinidad centrada en el respeto e igualdad de la mujer.
La mujer también es protagonista de la salvación, medio de bendición y bienestar, solución de problemas y camino de espiritualidad y encuentro con Dios.Por María, la Virgen, recibimos a Jesús. El concebir, dar a luz y criar a Jesús la convierte en la madre de madres, y, en ejemplo a seguir para toda mujer que quiera hacer vida los valores del Reino.
La mujer en el Evangelio, no importa su situación, es canal de encuentro con Jesús y se convierte a él para testimoniarlo a otros. La samaritana es ejemplo de ello. “Dejó su cántaro, se fue a la ciudad y dijo a los hombres: ‘Venid! Ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Será posible que éste sea el Cristo?’” (Juan 4: 28-29).
Cuando María dice a Jesús, en las bodas de Caná: “No les queda vino», ayuda a resolver una dificultad. Su intercesión ante Jesús hace que se obre lo inesperado e increíble: el milagro de convertir el agua en vino. Ser mujer es ser milagro.
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