El mundo quedó ayer totalmente atónito y estupefacto al enterarse del fallecimiento del argentino Diego Armando Maradona, considerado como uno de los cinco mejores futbolistas de todos los tiempos.
Maradona, quien también fue bautizado con apodos como el “Pibe de Oro, Barrilete, Pelusa y Cebollita”, venía desde hace algún tiempo sufriendo de problemas de salud pero, tras una exitosa intervención quirúrgica hace unos días, nadie imaginó que su vida estaba en peligro.
Millones de fanáticos que nunca habían sido un “fiebruses ” del fútbol se interesaron por ese deporte tras sus brillantes actuaciones.
Maradona hizo de todo para llamar la atención del mundo dentro y fuera de las canchas, con sus visitas y respaldo a regímenes que muchos consideraban dictatoriales.
En ese sentido, tuvo una amistad muy estrecha por el presidente Fidel Castro, quien lo acogió por mucho tiempo en La Habana, entablando una amistad muy estrecha.
También un atleta amado por su pueblo pero “odiado” en Gran Bretaña, por sus pronunciamientos contra la invasión a las Malvinas.
Si bien fue un verdadero artista del balón, también jugó en innúmeras oportunidades con su vida, cuando se hundió en el mundo de las drogas.
Empero, esa adición enfermiza por los estupefacientes, nunca pudo borrar sus proezas en la cancha, que lo convirtieron en uno de los personajes más admirados.
No hay duda que su actuación en el Mundial de México ‘86 fue la labor que lo catapultó como una verdadera estrella.
Lamentablemente nada dura para siempre, y ayer a los 60 años cayó vencido por la muerte, que tarde o temprano nos tocará a todos.
Salud Pública y el torneo de béisbol
El Ministerio de Salud Pública debe mantenerse ojo avizor para evitar que se sigan infectando jugadores y personal técnico que laboran en el campeonato de béisbol profesional.
Es una misión que debe mantenerla y expectante, dado que en eventos de este tipo, donde hay inversiones multimillonarias, a veces se actúa con manos tibias para no “afectar esos intereses”.
Hasta el momento todo indica que se está actuando bajo las normas establecidas, al punto de que ya dos equipos han tenido que posponer varios encuentros.
Por lo tanto se debe mantener la prohibición a la entrada de fanáticos a los estadios, conociendo a la perfección la actitud del fanático, que se convierte en irracional. Lo ideal es que el torneo continúe y termine viento en popa..