MADRID.- A Francisco Sánchez Gómez le llamaban cariñosamente Paco, el de Lucía. La manera que tenían de identificar a tanto Paco en su barrio era añadiendo el nombre de la madre.
Así nació un artista que ya es historia de la música. Paco de Lucía, leyenda de la guitarra española y genio del flamenco, murió el miércoles en México. Tenía 66 años.
El guitarrista se encontraba de vacaciones en Cancún, en el Caribe mexicano, con su familia. Empezó a encontrarse mal en la playa y falleció de camino al hospital al parecer de un ataque al corazón, informó en un comunicado el ayuntamiento de Algeciras, su ciudad natal en la región sur de Andalucía. De Lucía vivía a caballo entre España y Latinoamérica, sin una residencia fija, desde hacía varios años.
“El dolor ya tiene fecha”, dijo la familia en un comunicado remitido a los medios de comunicación. “Paco vivió como quiso y murió jugando con sus hijos al lado del mar”.
De Lucía, merecedor de numerosas condecoraciones y ganador de dos Latin Grammy, está considerado como uno de los mayores virtuosos de la guitarra española y un revolucionario del flamenco.
El ministro de Cultura español, José Ignacio Wert, dijo que trasladó el pésame del gobierno a su viuda por una pérdida “inesperada y prematura”.
Nacido en el seno de una familia de vocación artística, De Lucía y sus cuatro hermanos se criaron en un humilde barrio gitano de Algeciras. Su idilio con la guitarra empezó casi desde la cuna.
Su padre Antonio Sánchez, con fama de hombre estricto, malvivía como vendedor ambulante de telas de día, mientras tocaba la bandurria de noche.
Todos se buscaban la vida. Dejó los estudios a los 11 años, porque no había dinero para costear la escuela. A los 12, ya bajo el nombre de Paco de Lucía, empezó a pisar los tablaos flamencos junto a su hermano mayor en un dúo al que llamaron los Chiquitos de Algeciras. La destreza con las cuerdas que le había inculcado su padre pronto llamó la atención.
Grabó varios discos junto a su hermano. Pero el gran suceso llegó a finales de los años 60. De Lucía se convirtió en el guitarrista acompañante del `cantaor’ Camarón de la Isla (1950-1992) en una de las uniones más celebradas en la historia del flamenco. Publicaron una decena de discos en los que mezclaron el estilo más puro con la música popular, el jazz y la salsa.
“Yo soy un purista dentro de mi aureola de revolucionario, vanguardista o creador”, dijo De Lucía en una entrevista en 2004. “Lo que no tengo es la obediencia que siguen los puristas, pero sí el respeto que merece la esencia, lo antiguo, lo válido.
La memoria”. Artista de carácter bohemio y muy introvertido, la ruptura con Camarón dio inicio a una carrera en solitario en la que sumó más de 30 discos. Ofreció centenares de conciertos y recorrió el mundo entero de recital en recital con su guitarra.
Su rumba aflamencada “Entre dos aguas”, compuesta en 1973, permaneció 20 semanas consecutivas en lo más alto de la lista de éxitos española. Modernizó algunas estructuras básicas de la actuación flamenca, con cuadros de seis artistas y no dos, como era tradicional, sobre el escenario.
También versionó obras de música clásica como el “Concierto de Aranjuez”, del maestro Joaquín Rodrigo. La muerte de Camarón en 1992 lo sumió en una profunda depresión. De hecho pasó varios años alejado de la composición y los escenarios. El último disco original de Paco de Lucía fue “Cositas buenas” en 2004, por la que recibió el Latin Grammy.
Hace tres años publicó “En vivo”, un recopilatorio en directo, también reconocido por la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación.
Cuentan los que le vieron actuar que era imposible no emocionarse con su talento y la forma que tenía de rasgar las seis cuerdas. Guitarristas como Eric Clapton y Mark Knopfler, de Dire Straits, mostraron reiteradamente en público su admiración por Paco de Lucía.
“Yo siempre he visto que, cuanta más técnica tengas, te resulta más fácil poder expresarte. Si te falta técnica, pierdes libertad para crear”, señaló en una ocasión. “Un guitarrista tiene que tener más que ritmo, aire”.
“El aire es fundamental”, añadió. El artista fue reconocido con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1992, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2004 y un doctorado Honoris Causa por el prestigioso Berklee College of Music de Boston, en Estados Unidos, en 2010, siendo el primer español en lograrlo.