Los hermanos Daniel y Humberto Ortega compartieron el liderazgo del movimiento sandinista, pero terminaron distanciándose.
Humberto Ortega, hermano y crítico del presidente de Nicaragua Daniel Ortega, falleció este lunes en un hospital militar de Managua.
«El paciente Humberto Ortega Saavedra, de 77 años de edad, presentó paro cardiorrespiratorio, y luego de atenderlo con maniobras de resucitación cardiopulmonar no salió de tal condición, declarándose fallecido a las 02:30 am», indicó el Ejército nicaragüense en un comunicado.
El pasado 21 de mayo, el general en retiro había quedado al cuidado de una unidad médica instalada en su casa, lo que en ese momento medios del exilio nicaragüense interpretaron como una medida de arresto domiciliario encubierta.
Días después, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, llamó «traidor» a su hermano en un acto con militares y policías en Managua, y dijo que «vendió su alma al diablo».
Ortega le reprochó a su hermano que en 1992, cuando era jefe del ejército, condecorara al agregado militar de Estados Unidos en Nicaragua, lo que consideró «una vergüenza» y «una traición al pueblo y a la patria».
La vigilancia impuesta en mayo a Humberto Ortega y los ataques de su hermano llegaron pocos días después de que este diera una entrevista al portal Infobae en la que lanzó inusuales críticas al gobierno que encabezan su hermano y su cuñada, la vicepresidenta Rosario Murillo.
En ella calificaba de «dictatorial» al régimen actual y cuestionaba los planes atribuidos a la pareja presidencial de designar como sucesor a Laureano Ortega Murillo, el hijo de ambos.
«Cuando hay un poder de tipo autoritario, dictatorial como el actual, que depende muchísimo de la figura de un líder que ejerce la Presidencia, ante la ausencia de este, es muy difícil que haya una continuidad del grupo de poder inmediato», dijo.
Daniel Ortega está en su quinto mandato de 5 años como presidente —y cuarto consecutivo— tras ganar las elecciones de 2021, cuestionadas por gran parte de la comunidad internacional y antes de las cual fueron detenidos decenas de opositores, muchos de los cuales han sido desde entonces expulsados del país y despojados de su nacionalidad.
Un histórico de la revolución sandinista
Humberto Ortega fue junto a su hermano Daniel uno de los líderes de la insurrección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que derrocó el gobierno autoritario de la familia Somoza y acabó haciéndose con el poder en Nicaragua en 1979.
Los sandinistas estaban divididos en diferentes facciones, y Humberto y su hermano pertenecían a la que propugnaba forjar alianzas entre los rebeldes izquierdistas del FSLN y los sectores de la élite tradicional nicaragüense descontentos con el régimen de los Somoza.
«Su opción fue la que terminó imponiéndose y eso les dio a Daniel y a Humberto una posición preponderante entre los comandantes sandinistas», le explicó a BBC Mundo el analista y activista opositor nicaragüense Félix Maradiaga.
Ya con un gobierno sandinista, Humberto alcanzó el cargo de ministro de Defensa, que ejerció durante la primera presidencia de su hermano Daniel, entre 1985 y 1990.
Como ministro, dirigió la creación del ejército oficial sandinista y la resistencia frente a la contrainsurgencia apoyada por Estados Unidos.
Humberto conservó sorprendemente el cargo tras la derrota electoral de Daniel Ortega y la llegada a la presidencia de Violeta Chamorro en 1990.
Aconsejada por el ministro de mayor peso en su gobierno, Antonio Lacayo, Chamorro decidió mantenerlo en un ministerio que debía pilotar todo el proceso de desarme y la transición de un ejército sandinista a uno despolitizado y nacional.
«Lacayo pensó que mantener a Humberto Ortega como responsable del ejército aseguraría un pacto de transición y la paz en Nicaragua en un momento muy tenso, ya que, tras años de guerra, había que disminuir el tamaño del ejército y erradicar a la contra», explicó Maradiaga.
«Para unos fue un movimiento brillante, un gesto muy generoso de Violeta Chamorro para evitar una nueva guerra civil; para otros, un desacierto que permitió que el movimiento político sandinista mantuviera su influencia dentro del ejército».
En 1995 dejó definitivamente sus responsabilidades políticas y militares, y comenzó una nueva vida como escritor y empresario.
Violeta Chamorro (derecha) mantuvo a Humberto Ortega (centro) como ministro para favorecer la paz en Nicaragua.
Un «intelectual», no un opositor
Humberto Ortega empezó entonces a cultivar un perfil intelectual, alimentado por la publicación de libros como «La epopeya de la insurrección».
En ellos aboga por la consecución de acuerdos nacionales que permitieran superar la división tradicional entre derecha e izquierda.
Sus intentos de presentarse como una voz de la conciencia nacional se vieron ensombrecidos por informaciones que sembraban dudas sobre el origen de su fortuna.
Aunque nunca antes lo había criticado tan abiertamente como en su entrevista con Infobae, se había ido distanciando de su hermano Daniel, muy cuestionado dentro y fuera de Nicaragua por quienes denuncian un creciente autoritarismo de su gobierno.
En 2021 Humberto Ortega reclamó la liberación de los dirigentes y activistas opositores encarcelados meses antes de las elecciones celebradas en Nicaragua en noviembre de ese año.
La sucesión
«No conocemos exactamente las razones, pero podemos especular que los comentarios de Humberto obedecen a una lucha de poder dentro de la familia Ortega Murillo», explicó Maradiaga a BBC Mundo en mayo pasado.
El estado de salud del presidente Ortega, de 78 años, y su sucesión en el poder son uno de los temas que dominan la agenda en Nicaragua desde hace varios años.
El mandatario estuvo varias semanas sin aparecer en público en 2020, lo que alimentó las especulaciones.
Su vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo, es vista como la figura más poderosa de su gobierno y quien llevaría las riendas si su marido llegara a faltar.
«Humberto formó su propio grupo entre los sandinistas históricos y Rosario Murillo los ha venido desplazando al colocar a dirigentes más jóvenes en los puestos claves, hasta el punto de que algunos de los más veteranos han terminado pasando a la oposición», indicó Maradiaga.
«Puede que (con la entrevista con Infobae) haya querido intentar ponerle difícil una transición a Rosario Murillo al recordar que los sandinistas históricos de su grupo no la apoyarán», señaló el opositor nicaragüense.
Tras anunciarse la muerte de Humberto Ortega, el gobierno encabezado por su hermano publicó un comunicado en el que recordó su «aporte estratégico» como militante sandinista y su «valentía en acciones revolucionarias».
«Valoramos su contribución a las etapas de lucha clandestina, guerrillera, insurreccional, y en la formación inicial, y dirección, del Ejército de Nicaragua durante los crueles años de guerra contrarrevolucionaria impuesta por los Estados Unidos de Norteamérica», dice el comunicado.
La nota también destaca «sus escritos, plataformas, teorías insurreccionales e históricas, que recopilaron y expusieron de forma brillante las Epopeyas del Heroico Pueblo nicaragüense y del Frente Sandinista de Liberación Nacional».
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