ARCHIVO - En esta imagen de archivo del 16 de enero de 1996, el "capo de capos" de la mafia, Salvatore ''Toto'' Riina, en el centro, entra esposado en un fortificado tribunal escoltado por los Carabinieri, la policía paramilitar italiana, en Bolonia, Italia. (AP Foto/Gianni Schicchi, Archivo)
MILÁN.-El «capo de capos» de la mafia, Salvatore «Totò» Riina, murió el viernes en el hospital cuando cumplía varias cadenas perpetuas como el ideólogo de una sangrienta estrategia para asesinar a fiscales italianos y agentes de la ley que intentaban acabar con la Cosa Nostra. Tenía 87 años.
Riina murió horas después de que el ministro de Justicia permitiera que sus familiares lo visitaran el jueves, que era su cumpleaños, después de que los médicos en el ala penitenciaria de un hospital en Parma le provocaran un coma inducido. El ministerio confirmó su deceso.
Riina, uno de los capos de la mafia siciliana más famosos y jefe implacable de su imperio criminal durante 23 años en la clandestinidad, cumplía 26 cadenas perpetuas por homicidio.
Fue capturado en Palermo, la capital de Sicilia, en 1993 y encarcelado según una ley que requiere una estricta seguridad para los capos. La norma indica, entre otras cosas, que deben ser detenidos en módulos aislados de las prisiones con tiempo limitado fuera de su celda.
Cuando estaba en la cumbre de su poder, la fiscalía acusó a Riina de diseñar una estrategia, aplicada durante varios años, para asesinar a fiscales, policías y otras personas que perseguían a la Cosa Nostra. Al final, el baño de sangre fue contraproducente para la Cosa Nostra.
Después de que dos magistrados italianos antimafia, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, murieron en atentados con bomba con dos meses de diferencia en 1992, el Estado enfurecido redobló su lucha contra la mafia siciliana. El fiscal antimafia Franco Roberti dijo que Riina nunca se arrepintió de sus crímenes.
«Todavía lo consideraban el ’capo de capos’, incluso en la cárcel», dijo. «Su muerte provocará una lucha por el poder en la cúpula de la Cosa Nostra», a pesar de que las décadas pasadas en una celda en Milán y las severas limitaciones a sus contactos significaban que carecía de influencia operativa.
Roberti dijo que la Cosa Nostra se había visto marginada últimamente en comparación con la ’ndrangheta, que se ha extendido desde su base en Calabria, en el sur de Italia, hacia el norte del país y Europa.
«Pero, como siempre sucede, estos períodos alternan y hay cambios. Estamos viendo un aumento de las actividades a nivel financiero de sujetos de la Cosa Nostra. Lo estamos vigilando». Salvatore Riina nació en una familia campesina en Corleone, una aldea de montaña en el centro de Sicilia.
El nombre fue utilizado para el del protagonista de las novelas del «Padrino» de Mario Puzo, escritas años antes de que Riina ascendiera en las filas de la mafia y luego adaptadas al cine. Los investigadores creen que Riina llegó a la cumbre provocando enfrentamientos entre sus rivales para luego apartarse de los cruentos enfrentamientos que provocaron la muerte de un capo tras otro en la década de 1970.
Pasó a la clandestinidad en 1969 tras ordenársele que abandonara Sicilia tras purgar una condena de cinco años por asociaciones mafiosas.
Durante sus años prófugos, la única foto suya que tenían las autoridades era de 30 años antes. Más de un desertor de la mafia había dicho que Riina iba y venía a su antojo durante esos años y dirigía a la mafia desde Palermo.
Recibió su primera condena a perpetua en 1987 al ser juzgado en ausencia por homicidio y tráfico de drogas. Durante décadas, parecía mofarse de la policía al reinar sobre la red de narcotráfico y ordenar la muerte de los principales combatientes antimafia.
Investigadores antimafia con ayuda de los desertores lograron ubicar al «capo dei capi» y bloquear su auto en una calle de Palermo el 15 de enero de 1993, meses después del asesinato de Borsellino. Riina se negó constantemente a colaborar con la policía después de su captura.
El arzobispo de Monreale, que incluye Corleone, dijo el viernes que la muerte de Riina «pone fin al delirio de la omnipotencia del capo de capos de la Cosa Nostra».
«Pero la mafia no ha sido derrotada y por lo tanto no debemos bajar la guardia», dijo el arzobispo Michele Pennisi en un correo electrónico a The Associated Press.
Pennisi dijo que no tenía información de si la familia pensaba trasladar el cuerpo de Riina a Corleone, pero que no se permitiría un funeral público porque «se trata de un pecador público».
«Si los familiares lo piden, se verá de realizar una oración privada en el cementerio», añadió.