Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Juan 11:33-35.
Cuando leemos la obra y vida de Jesús, dice la Biblia, que el dejó toda su majestad y Gloria para hacerse hombre y en esta condición de hombre mostró todo su sentimiento hacia la humanidad.
Para saber realmente de los sentimientos de Jesús tenemos que ir a los evangelios, estos nos describen de una forma maravillosa del interior de Jesús.
Una escena conmovedora de Jesús nos la relata el evangelio de Marcos, donde el maestro agonizaba por el peso del pecado de la humanidad : Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.
Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra y oró, que si fuese posible pasase de él aquella hora.
Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; más no lo que yo quiero, sino lo que tú (Marcos 14:32-36).
Él mostraba cómo era su interior, si estaba triste mostraba su tristeza, si quería llorar lo hacía, si amaba, manifestaba su amor al prójimo, Jesús no tenía dualidad, él era auténtico y directo, el amaba de verdad.
Sabemos que como personas imperfectas llenas de temores y dudas ya tenemos un modelo a imitar llamado Jesús, busquemos una oportunidad de mostrar los más nobles sentimientos que sentimos hacia las personas que comparten el día a día con nosotros.