El regreso de Ja Morant a los Grizzlies, tras su suspensión de 25 partidos, ha situado al equipo de Memphis en otra dimensión. Quizás sea temprano para hablar de grandes objetivos, pero desde la reincorporación de su estrella están invictos (4-0), juegan mejor y el equipo transmite otra energía.
«Estoy muy emocionado por estar de vuelta, ser capaz de volver, ganar cuatro partidos ahora, quiero mantener este gran momento para nosotros. No se trata de mí, sino del equipo de seguir siendo consistentes, de confiar unos en los otros y seguir ganando», aseguró Morant este martes ante los medios tras imponerse en Nueva Orleans a los Pelicans en la prórroga (115-116).
Los números generales que cuentan para la clasificación se resumen muy rápidamente: cuatro victorias y ninguna derrota. Desde que Morant volvió, los Grizzlies sólo saben ganar y se parecen mucho al equipo de los últimos años.
En definitiva, son todos ‘más altos y más guapos’, pero también con menos presión: la de saber que puedes darle una pelota caliente a uno de los jugadores más decisivos en los momentos clave.
Al mismo tiempo, está la otra presión, la colectiva, que salpica a cancha y despachos, la de mirar la tabla y ver que estás entre los peores. Una semana después, el ‘play-in’ ya no parece innacesible.
Los mejores promedios de su carrera
Haber recibido este martes el premio al mejor jugador de la semana en la Conferencia Oeste nada más volver a la competición no responde únicamente a una cuestión de márketing de la NBA o a un adorno al relato que tan bien maneja la liga. La realidad es que Morant ha regresado firmando los mejores promedios de su carrera.
El baloncesto no es únicamente una cuestión de sensaciones. Los números están ahí para recurrir a ellos y Morant, en sus cuatro partidos de esta temporada promedia 28,8 puntos, 8,5 asistencias, 5,3 rebotes con un 50,6 % de acierto en tiros de campo. De cuatro encuentros, en tres de ellos ha metido 30 o más tantos.
Este Morant anota y asiste más y también es más efectivo que en el mejor año de su carrera.
Todo parece sacado de un cuento de hadas porque, unos días antes de su regreso, Adam Silver comentó que estaba muy encima de la situación de Morant, de su sanción y sus deberes.
«Estoy siguiendo de cerca su situación personalmente. Hasta donde yo sé, ha cumplido con lo que tiene que hacer», aseguró el comisionado de la NBA.
Con la bendición del máximo mandatario, sólo quedaba sentarse a disfrutar y vaya si se hizo. La primera noche, en Nueva Orleans la semana pasada, fue una victoria con canasta sobre la bocina marca de la casa para saltar directamente a todas las portadas de todos los medios.
El Smoothie King Center se ha convertido, para desgracia de los fans de los Pelicans, en el principal escenario en el que Morant ha actuado esta semana, con dos visitas y dos triunfos. El segundo, el que se disputó anoche, también tuvo emoción y se decidió en la prórroga tras remontar 15 puntos mientras que él llegó hasta 31. Indiana y Atlanta también han caído en sus garras.
Unos Grizzlies más furiosos e intimidadores
Los Grizzlies anotaban hasta la semana pasada 105,6 puntos por partido y en los últimos cuatro juegos se han disparado hasta un promedio de 118 tantos. Las cifras de puntos recibidos son similares, pero el alma del grupo es otro: una defensa mucho más agresiva que este martes en Nueva Orleans puso 17 tapones y robó 10 balones.
«Obviamente la defensa gana partidos. Seremos incluso mejor equipo defensivamente, creemos los unos en los otros. Son muchos tapones y recuperaciones, hablan de lo comprometidos que estamos en la pista. Esto nos permite correr en transición», sostuvo Morant.
Estos nuevos Grizzlies no han dado un paso al frente sólo por Morant: también recuperan a un tipo tan importante como Marcus Smart, presente y pieza clave en Finales de Conferencia y Finales de la NBA en los últimos años con los Boston Celtics, que puede sumar muchísimo con su experiencia.
Los números en su regreso ante los Pelicans fueron 13 puntos, 3 asistencias y 5 recuperaciones. Pero lo que hace a Smart un jugador distinto son los intangibles, como la falta ofensiva que le sacó a Zion Williamson a pocos segundos del final.
Han sido concretamente 17 partidos sin Smart. Pese a no poder jugar, él siempre creyó en este grupo: «Tenemos muchos jugadores buenos aquí y que creen los unos en los otros. Somos un equipo que no se rinde».
Con el mal arranque de temporada, los registros del pasado curso se antojan inalcanzables (segundos en el Oeste con 51-31), pero pensar en postemporada no es una quimera para Memphis.
Las victorias que se han necesitado en el Oeste en los últimos años para jugar el ‘play-in’ rondan los 40 triunfos, y a estos Grizzlies, ahora con 10-19, les quedan 53 encuentros por jugar en liga regular. No parece tan descabellado que puedan ganar todavía entre 30 y 35 partidos y se conviertan en el equipo que nadie quiere cruzarse en el mes de abril.