Misterios y preguntas sobre muertes y enfermedades

Misterios y preguntas sobre muertes y enfermedades

Misterios y preguntas sobre muertes y enfermedades

Roberto Marcallé Abreu

MANAGUA, Nicaragua. Durante los oscuros y tenebrosos días en que la pandemia del Covid 19 era como una presencia apocalíptica presta a robarnos la existencia de nuestros seres queridos y la propia vida en un breve lapso, debido al forzado enclaustramiento dediqué noches y días completos a la lectura, la meditación y al estudio de temas relacionados con la sociedad humana y sus afanes por avanzar en medio de una avalancha de obstáculos e inconvenientes, siempre en procura de alcanzar un mejor destino para todos.

Puede que haya sido un poco antes o algún tiempo después de esos primeros momentos cuando entré en comunicación con una empresa europea dedicada a la producción de medicamentos innovadores cuya orientación, precisamente, se fundamenta en responder el terrible desafío de estos nuevos tiempos en los temas de la salud humana y la búsqueda de soluciones innovadoras a enfermedades y quebrantos pocos conocidos, como el caso de la pandemia que dejó tras de sí una secuela de millones de personas afectadas y un número incalculable de muertes e innombrables sufrimientos.

Para la empresa a la que me he referido laboraban no sólo científicos especializados sino personas interesadas en la búsqueda de causas trascendentes relativas a las viejas y nuevas enfermedades y sus soluciones. Ya había leído en alguna parte que su filosofía se fundamenta en la búsqueda de causas directas e indirectas de las enfermedades, su evolución y en el estudio histórico de la sociedad humana y los diversos quebrantos que la han afectado en diversas épocas.

Debo decir que una de las grandes satisfacciones que he tenido en los últimos años es haber entrado en contacto con una incontable cantidad de esfuerzos de diversa índole orientados a la investigación y elaboración de medicamentos casi siempre de origen natural, y cuyo propósito es ir desechando antiguos patrones y hacer énfasis en las capacidades de la naturaleza humana en la búsqueda de soluciones viables y satisfactorias a los diversos quebrantos. Hace algún tiempo dicha empresa publicó un interesante artículo que tituló “El secreto del Benjamín Button chino”.

Ese título se corresponde con una película de ciencia ficción protagonizada por el conocido actor Brad Pitt y es la historia de una persona que sufre una inversión radical en su existencia: en vez de llegar al mundo como un infante, nos tropezamos con una criatura que parece superar con creces el aspecto de alguien que ya ha alcanzado la edad provecta.

La originalidad del argumento se basa en que, a medida que avanzan los días, se produce un efecto inverso al que todos conocemos y que se corresponde con el natural de todas las cosas: en vez de envejecer en el personaje se produce un proceso que va desde las limitaciones de la vejez avanzada a una vigorosa juventud.

El articulista cita una frase de Wang Deshum realmente aleccionadora: “La edad sólo se convierte en un obstáculo si se piensa en ello”.

Hace algún tiempo, una institución que se identifica con la frase “Tener salud: las ideas claras sobre el tema”, se refirió expresamente a un fenómeno vinculado con la mortalidad que debe llamar poderosamente la atención. En el texto hay referencia a informes proporcionados por la Comisión Europea, que deben interpretarse como verdaderamente preocupantes.

“En el 2020 con la pandemia en pleno apogeo nos despertábamos cada día con las cifras de contagios y fallecidos por la enfermedad”, nos dice, al referirse a uno o dos países. Añade que en el 2021 “ya con las vacunas, los fallecimientos siguen desbocados. Ese año terminó con un exceso de unas 30 mil muertes en relación a la etapa precovid”.



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