Si hipotéticamente me tocara en el día de hoy asumir la Presidencia de la República, estoy seguro de que mi gobierno sería derrocado antes de 24 horas.
Ello así porque las primeras medidas que adoptaría por decreto o mediante proyectos de ley, chocarían indefectiblemente con la formidable y poderosa maquinaria de la corrupción que nos sale al encuentro en todos los caminos.
He aquí algunos de los que serían mis primeros decretos o proyectos de ley (no necesariamente en este orden):
1.- Elevar a cadena perpetua, sin apelación, la pena que se imponga a los narcotraficantes, aunque se trate de gente “importante”.
2.- Crear un organismo único para reglamentar todo lo relativo al transporte de carga y pasajeros, en sustitución de las diez o doce oficinas administrativas existentes.
3.- Construir un muro infranqueable a lo largo de la frontera, con estricto control de paso de un lado a otro y viceversa.
4.-Romper las relaciones diplomáticas con Haití hasta que ese país se disculpe públicamente por las ofensas a la República Dominicana.
5.- Sustituir la Policía Nacional por una Policía Municipal bien remunerada.
6.- Aplicar el 5% del PIB a la Educación y otro 5% a la Salud.
7.- Suprimir los privilegios existentes por encima de sus correspondientes sueldos a todos los funcionarios públicos, incluyendo a los diputados y senadores con sus exoneraciones de vehículos de lujo cada dos años, sus cofrecitos y sus barrilitos.
8.- Revisar racionalmente todos los sueldos de la administración pública e instituciones autónomas del Estado y velar por que nadie gane más que el Presidente de la República.
9.- Eliminar varios Ministerios por inútiles y repartir sus funciones entre los que queden.
Aquí paro de contar, pues a ésta altura es muy probable que ya me hayan dado el golpe de Estado.