SANTO DOMINGO.- La procuradora general de la República, Miriam Germán Brito, afirmó este martes que sus principios se imponen ante todo y que durante su gestión no claudicó ante la presión de sectores que entienden que la Justicia es un juego de intereses individuales y no una vocación sagrada.
Al presentar las memorias de sus 4 años de gestión, Germán Brito señaló que intentar transformar una cultura enraizada, genera mucha resistencia, lo que es connatural al ser humano.
«Incomoda dejar atrás patrones que se convierten en práctica común, sobre todo cuando son promovidos por la autoridad competente, aunque reconozco que siempre encontré total disposición por parte del equipo para seguirme en la aventura, sin lo cual nada hubiese sido posible», dijo.
Sin embargo, indicó que si algo le ha caracterizado en estos 4 años ha sido la capacidad de “dejar hacer”, «y me refiero a respetar la sabia autoridad de cada fiscal en su ámbito de actuación, interviniendo solo cuando hubo razones válidas para hacerlo, como cuando fue necesario definir directrices claras para garantizar la protección de los derechos de poblaciones en mayor riesgo de vulnerabilidad, o para unificar criterios en la persecución penal de ciertos delitos».
Germán Brito entiende que no es apegado a la verdad decir que no tuvo serias diferencias en muchas ocasiones con sus pares, alcanzando consenso respecto de algunas y no llegando a acuerdos respecto de otras. Enfatizó que la visión que tiene de la forma de conducir esta institución no es compartida por muchos, lo que a su juicio no está mal.
Expresó que ha dedicado la mayor parte de sus años a servirle al sistema de justicia penal, «convirtiéndose con el tiempo en una pasión personal, en una misión de vida» y que el camino no siempre ha sido dulce, pero con las recompensas que solo la satisfacción del deber bien cumplido te puede dar.
La magistrada señaló que no necesariamente ser parte del sistema te pone en condiciones de entender las intríngulis de las instituciones que lo conforman. Subrayó que de hecho, era muy poco lo que conocía del Ministerio Público, más allá de lo legal-normativo, por lo que el aprendizaje es grande y «sus lecciones me acompañarán donde vaya».
Narró que el inicio de esta gestión se dio en un momento institucional complejo, cargado de muchos cuestionamientos que proyectaban hacia afuera un órgano carente de legitimidad y con tachas éticas que tuvieron como resultado procesos todavía en curso.
«Es en ese escenario que me tocó el enorme cometido de reencauzar el órgano persecutor por el cauce de la legalidad y la transparencia, y de imprimir la huella del apego al debido proceso y a los derechos fundamentales», agregó.
Miriam Germán expuso que estas memorias reflejan, de manera sucinta, el largo y rico trayecto recorrido, con sus altas y sus bajas, no tan solo para que sirvan a los esfuerzos de continuidad, sino como un legado de integridad.
«Presentar un documento de memorias al finalizar una gestión es algo mandatorio, o, al menos, la práctica común en el Estado. El destacar los logros y las acciones exitosas, los hitos y las transformaciones, sin lugar a dudas es importante, como también lo es, desde la humildad, señalar los aspectos no tan positivos y los desafíos que nos quedan».