Mirar hacia Haití

Mirar hacia Haití

Mirar hacia Haití

Nueva vez acecha la amenaza de las protestas en Haití para demandar la renuncia del presidente Jovenel Moise. Este ambiente viene precedido de un ataque cometido por hombres armados a una comitiva que acompañaba al embajador de Chile en Haití, hiriendo a su conductor y otras personas.

Además, hay que recordar las dos semanas que este país estuvo virtualmente paralizado por las manifestaciones que dejaron muertos y otros daños colaterales.

¿Y entonces qué se espera para acudir en auxilio del pueblo haitiano? Ojalá que los mismos esfuerzos que desplegan más de 50 países, encabezados por Estados Unidos, por un alegado restablecimiento de la democracia en Venexuela, sean dirigidos en la misma magnitud hacia conjurar los problemas y sacar a Haití de la miseria en que vive.

La falta de instituciones democráticas ha sido el mal que arrastra esta nación para que haya tanta inestabilidad política, ya que por cualquier tema intrascendente se exige la destitución del mandatario de turno.

Cables de prensa daban cuenta ayer que grupos de oposición comenzarán a activarse para emprender una campaña que conduzca a que Moise tenga que dejar el poder.

Creo que el gobernante desaprovechó una gran oportunidad durante la reunión con el presidente Donald Trump y homólogos del Caribe, en cuyo escenario pudo pedir mayor colaboración de parte de los Estados Unidos. (Sería bueno saber si lo hizo).

Los haitianos merecen vivir en una paz permanente y no con los sobresaltos de protestas con matices políticos.
La comunidad internacional está obligada a encaminar una verdadera cruzada por la institucionalidad en el vecino país, que contribuye también a fortalecer su débil democracia y sus estructuras económicas, sociales y políticas.
Por desgracia República Dominicana ha tenido que cargar con muchas de las penurias de los haitianos, básicamente por el caso de la obligatoria migración por la superviviencia.

Pero la situación desborda la capacidad de los dominicanos, por lo que también el Gobierno del presidente Danilo Medina podría movilizarse de forma más activa para que la comunidad internacional asuma con mayor conciencia la problemática de la nación vecina.

Haití no merece migajas en ayudas ni dádivas. Los haitianos son laboriosos y dignos de mejor suerte, por cuya razón Estados Unidos y otras potencias están obligadas a financiar proyectos de infraestructuras que incentiven mayores oportunidades de desarrollo y de creación de empleos.

Hay que mirar hacia Haití.
República Dominicana siempre ha extendido una mano amiga. Pero, ¿hasta cuándo?



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