Hugo López Morrobel
Todos los días del año la prensa en general recoge las denuncias y pedidos de diferentes sectores de la sociedad, solicitando la reparación de escuelas, suministro de medicamentos, reconstrucción de puentes o la reparación de un camino vecinal, entre otros problemas que se solucionan con muy pocos recursos económicos.
El deporte también confronta inconvenientes por falta de dinero, por cual –alega- no puede dar respuestas satisfactorias a pedimentos de los atletas, muchos de los cuáles, incluyendo los de primer nivel, tienen que hacer magia para salir adelante.
Sin embargo, hay instituciones que reciben del Estado, mensualmente, recursos multimillonarios, a pesar de que la función que realizan es manejada por empresarios privados y cuyos beneficios, se quedan en sus bolsillos.
Ese es el caso del hipódromo V Centenario, que aunque es propiedad del Estado, y se construyó vendiendo la idea de que sería un incentivo para el turista, sin embargo, no ha cumplido en absoluto con ese objetivo.
Es más, hasta muy pocos dominicanos asisten a las carreras, debido al escaso incentivo y a la baja en la calidad de los ejemplares que compiten, debido al altísimo costo de un caballo importado de calidad.
El Estado le presta la instalación sin cobrarle un centavo, pero ni así, tienen la responsabilidad de darle mantenimiento de la obra.
Si la carrera de caballos es un negocio netamente privado, no se justifica que se prescinda todos los meses, de cinco millones, para un negocio privado que en nada, absolutamente en nada, beneficia a la sociedad, por el contrario, es un ente donde miles de dominicanos dejan sus pesitos en busca de que algún día darán un “palo”.
Y que nadie me venga con la excusa barata de que de allí sale el “sustento” de miles de dominicanos .
La administración del hipódromo y presidente de la llamada Comisión Hípica, deben explicar con números en las manos, en qué gastan esos cinco millones que religiosamente, todos los meses, le da el gobierno para que se mantenga operando.
