Miguel Phipps: pasión por escribir

Miguel Phipps: pasión por escribir

Miguel Phipps: pasión por escribir

José Mármol

Dentro de las modalidades de escritura creativa, que la preceptiva literaria llama géneros, una de las más exigentes y difíciles de orquestar es el cuento, el relato breve. Grandes maestros lo han admitido de distintas formas, desde Guy de Maupassant y Edgar Allan Poe, hasta Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges, Julio Cortazar o nuestro Juan Bosch.

En cada caso se subraya la relación entre arte y técnica, que si bien es inherente a toda forma de expresión lingüística de orden estético, en el cuento extrema su rigor, hecho de reglas que se asumen como ineludibles.

Cuando nos colocamos ante la obra de Miguel Phipps titulada Cuentos completos (Editorial Gente, Santo Domingo, 2021), cuya publicación ha auspiciado el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), advertimos que desde sus primeros relatos a hoy destaca una evolución conducente a una progresiva madurez en el dominio del género y sus técnicas.

Imprime a las historias imaginarias, muchas de ellas centradas en personajes, hábitos, costumbres, mitos y creencias de su ecosistema cultural y social de la región este del país, una intensidad y una tensión, en ocasiones salpicadas, aunque no bloqueadas por la emoción, que desembocan en final sorpresivo, como recurso de la misma trama, sin desmedro de una suerte de lección moral.

Esto último da a sus narraciones un jaez de ribete ético, de lección humana a la que sirve sin más la literatura misma.

Siguiendo a pies juntillas una recomendación de Juan Bosch, buena parte de sus cuentos inician con sus protagonistas en acción, el lenguaje se sitúa en el contexto de lo coloquial, acentuando giros del español dominicano o de alguna variante sociolectal regional o particularmente étnica; además, la adjetivación es mínima y el peso de las tradiciones, como en un ensayo de antropología social, siguiendo la urdimbre del lenguaje, configura la atmósfera y adereza el significado metafórico de las historias.

Phipps tiene, además, un prolongado y laureado oficio de escribir cuentos infantiles y de involucrarse, que es otro modo de pasión, en el proceso de ilustración de cada relato, algo que hace de las imágenes un factor tan importante como el lenguaje escrito, para la comprensión simbólica a edad temprana, en cuya tarea va guiado de la diestra mano de la artista e ilustradora Ohanda Coste.

No por casualidad la literatura infantil de Miguel Phipps constituye un referente en nuestra cultura, además de que cuentos suyos, por sus aciertos temáticos y por sus enseñanzas en términos de valores, son utilizados como material didáctico en centros educativos públicos y privados de distintos niveles.

Los nuevos cuentos infantiles comprenden títulos como “La mimada que no podía llorar”, “Regordete y Flin flin”, “Fuentes de alegría”, “El macutico de la felicidad”, “El error de la tarántula”, “El carrito chocón” y este, que menciono de último por su vigencia, que se titula “Pandémico, el doctor sapo y la covid” adquieren, para la sociedad de hoy, un valor educativo similar al de las fábulas de la cultura clásica occidental.

El autor petromacorisano hace del cuento infantil un vehículo eficaz para la transmisión de valores y de principios éticos; para la preservación de vocablos, giros idiomáticos, costumbres y creencias que han sido pilares en la configuración de rasgos de nuestra identidad cultural; para el fortalecimiento de los vínculos familiares y humanos, necesarios en la convivencia, aspecto en marcada dilución hoy día, que ha degradado la vida social en insolidaridad, individualismo y egocentrismo narcisista; para que las nuevas generaciones desarrollen una conducta amigable frente a la naturaleza, en medio de una crisis climática que amenaza el futuro de la humanidad, entre otros problemas muy actuales, pandemia de la Covid-19 incluida.



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