Santo Domingo.-La vida del cantante Michel Batista hoy se ve muy bonita, pues tiene fama y ha logrado posicionarse en términos económicos. Pero detrás del salsero hay una historia que contar llena de vicisitudes y malos momentos desde antes de salir del vientre de su madre.
Hoy, luego de años de superación, gracias a su deseo de echar hacia adelante, el salsero cuenta cómo fue su vida de niño y adolescente y la forma en que llegó a la música y se hizo famoso cantando salsa, algo que no ocurrió de la noche a la mañana.
De familia pobre
Michel viene de una familia humilde de los bateyes de Barahona, y con orgullo dice que fue limpiabotas, vendió limoncillos, níspero, mango, aprendió un poco de electricidad y mecánica de auto y hasta tuvo una paletera en la Zona Colonial durante un tiempo.
El artista nació a finales de los 50 en el Batey 6 de Barahona, luego vivió en el Batey 7 y más tarde en el Batey Central.
Sin estudiar aprendió a hablar un poco portugués, francés, inglés y creole, ya que su bisabuela era de origen africano.
Todo inició cuando su madre salió embarazada de un jovencito en la escuela primaria de su comunidad, con apenas 13 años de edad.
Cuando los padres de se enteraron del caso la echaron de la casa y al estar desamparada una tía la acogió, pero cuando estaba casi al dar a luz, la tía le retiró su apoyo.
Su madre, una niña
La niña, sin saber qué hacer, salió a dar a luz y lo hizo en un basurero donde dejó abandonado al niño, como una forma de salir de una vez y por toda de la boca de la gente, que le reprochaba estar embarazada a tan corta edad. El niño que nació esa noche era Michel.
“Donde ella me parió en ese basurero ahí mismo me dejó. Me contaron que a eso de las 5:00 o 6:00 de la mañana un sereno (seguridad) me encontró y me llevó a su casa. Cuando el hombre llegó conmigo en brazos su mujer le preguntó: ¿y esto?, y él le respondió que se lo había encontrado tirado y no lo iba a dejar morir.
Ella le dijo que había que buscar a sus padres porque ya ellos tenían nueve hijos que eran más que suficientes”, dijo el artista.
Al poco tiempo encontraron a la abuela, de nombre Crisiana Abrahán, la que lo crió y hasta dejó a su esposo, porque éste no aceptaba el niño en la casa.
A los 7 años, Michel escuchó el comentario de que no era hijo de Crisiana, sino nieto, lo que esta le confirmó. Acongojado y enojado se fue de la casa.
Tomó una “bola” en un camión hasta Tamayo, de ahí a Azua, hasta llegar al parque Independencia en Santo Domingo.
Se robó una limpiabotas
“En el parque vi a unos niños limpiabotas jugando bolas. Recuerdo que llegó un señor que quería lustrar sus zapatos y los niños estaña tan distraídos que yo cogí una de las cajas y le limpié los zapatos al señor, me dio tres centavos y me llevé la limpiabotas.
Ese fue mi primer crimen, porque me llevé algo que no era mío”, dijo Michel.
El niño se quedó durmiendo por varios días a la intemperie en la Zona Colonial, por los alrededores de la calle El Conde.
Una profesora de avanzada edad, de nombre doña Trina, le dio asilo más tarde. Con ella aprendió a leer, pero nunca fue a una escuela.
En 1971 fue a un show de Fausto Rey en el estadio Quisqueya y la voz del artista le llamó la atención y desde entonces empezó a cantar hasta llegar a la orqueste de Johnny Ventura y formar la suya desde pricipios de los 90.