David Alvarez
Es mejor bandera la piel quemada de un triciculero que todos los días trabaja del amanecer hasta el atardecer ganando unos pocos pesos para su familia.
No hay otro himno nacional más trascendente que el canto de una madre pobre buscando que su hijo concilie el sueño a pesar del hambre que siente.
¡Ay de nosotros si nos encandilamos con los discursos xenófobos y damos la espalda a los millones de dominicanos y dominicanas cuya patria es la miseria!.
Perdón debemos pedir por habitar una patria de sentimientos nobles e idealizados a costa del sufrimiento de la inmensa mayoría de nuestros hermanos de nacionalidad y quienes emigran a nuestro suelo a vender su trabajo por míseros centavos.
No nos engañemos, merecemos un Montesinos que nos amenace con el infierno por vivir en este pequeño cielo alimentado por el averno que padecen millones en esta isla.
Corrompida, no hay otra palabra, para esta “patria” que unos pocos miles usufructuamos robándole la vida, la sangre, el sudor y los sueños a tantos que anhelan escapar de este perfecto proyecto del mal.
Reconozcamos el pecado de vivir aburguesados sin sentir una mínima misericordia de quienes pagan con su existencia inhumana nuestra comodidad.
Vergüenza debemos sentir de tanta humillación, explotación y muerte que produce nuestra bonanza maldita.
Lo siento, pero no amo nuestra patria, no puedo amar a los pobres de nuestra tierra y sentirme feliz en esta mentira que construimos y predicamos. Mi bandera, mi himno y mi patria son los empobrecidos de nuestra isla.
