SANTO DOMINGO.-Ante la mirada indiferente, cuando no cómplice, de las grandes potencias occidentales, en Turquía el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan ha desatado una escalada represiva contra la oposición y emprendido una ofensiva militar contra los kurdos, que tiene a esa nación al borde de una guerra civil.
La represión no se limita a los partidos de oposición y a la minoría kurda, que en Turquía son más de 20 millones de personas, abarca a la prensa, alcaldes opositores y a todo quien critique el gobierno. En las últimas semanas, más de 100 jóvenes turcos y kurdos han sido asesinados por los militares. Al menos 25 periodistas están encarcelados
Elif Górgu, una periodista turca que por estos días está de visita en República Dominicana, levanta su voz para pedir a la comunidad internacional que ponga sus ojos sobre su país y evite una guerra civil que desangre aún más a esa nación de 80 millones de habitantes, ubicada en la frontera misma entre Europa y Asia.
«La represión es total. La semana pasada, partidarios del Presidente destruyeron unos 70 locales del partido kurdo, incluida la quema de su sede central en Estambul», denuncia Elif en visita a la Redacción de El Día.
Y recalca que la demanda de paz, es lo único urgente para Turquía.
De mal en peor
De acuerdo con Elif, quien labora para el diario «Evrensel» en Estambul, la situación política en Turquía ha empeorado después de las elecciones el 7 de junio, debido a que Erdogan no logró su objetivo de tener una mayoría absoluta que le permita modificar la Constitución de tal modo que le otorgara poderes ilimitados. Al no lograr su objetivo, el Presidente decidió repetir los comicios el primero de noviembre próximo.
Erdogan, líder del Partido de Desarrollo y Justicia (AKP), gobierna Turquía desde hace tres años. El gobernante de ideología islamita es, sin embargo, visto con buenos ojos por Estados Unidos y las potencias europeas, que lo ven como un aliado estratégico.
El partido de gobierno tiene el control absoluto del sistema judicial, y si hay jueces que quieren investigar denuncias de corrupción los cancelan.
En medio de ese panorama comenzó una nueva ofensiva contra las comunidades kurdas a donde ha enviado tropas especiales de la Policía «que son puros asesinos».
Algunas ciudades han sido declaradas en estado de emergencia, prohibido salir a las calles. La policía dispara contra los civiles.
«Mataron un niño de 7 años, otro 10 años y un adolescente obrero de panadería de 15 años», indica Elif, y señala que también hay batallas entre guerrilleros kurdos y el Ejército.
Manifestó que en ciudades como Cizre se vive una situación calamitosa, la población fue aislada, las mujeres cuelgan sábanas en los frentes de sus casas para que la policía no dispare contra sus niños.
«Hace dos días, una niña de 10 años estaba frente a su casa. Le dispararon. Sus padres no pudieron llevarla al hospital y la policía impidió que una ambulancia entrara al sector. Murió. Su cuerpo fue introducido durante dos días en la nevera, para que no se descompusiera, porque los militares no permitían que nadie entrara o saliera del barrio, «es una crueldad inimaginable, y nadie hace nada», indica la periodista sin poder ocultar su indignación e impotencia.
Señala que su Partido de los Trabajadores intenta unir a los trabajadores kurdos y turcos, a las madres, para que luchen juntos por una paz digna para Turquía.
«No queremos más guerra. Hemos perdido cerca de 40 mil jóvenes. No queremos un soldado, ni un guerrillero más muerto, ni un civil más», dice Górgu.
No hay libertad de prensa
El gobierno de Erdogan tiene control de la prensa, sus familiares compraron canales de televisión, periódicos y ahora tienen un grupo de medios de comunicación totalmente controlados por el Presidente.
A veces, esos medios publican los mismos titulares en portada. «siete periódicos al mismo tiempo, con los mismos titulares».
El Presidente es invitado frecuentemente a los canales de TV, donde insulta a los opositores. Es una situación de medios de comunicación controlados por el gobierno, y quienes se oponen reciben ataques, deplora la joven periodista.
La semana pasada, partidarios del gobierno atacaron a uno de los periódicos más antiguos de Turquía.
Como periodista, Elif deplora que en los medios extranjeros solo se reseña un conflicto entre el Estado y los guerrilleros, pero hay ataques a los civiles.
«Decenas de civiles han muerto en medio de la ofensiva del gobierno, y esto no parece molestar a nadie fuera de Turquía», expresó.
Había un diálogo de paz, y el gobierno por miedo a perder la mayoría absoluta provoca la guerra contra los kurdos al tiempo que repite las elecciones.
Por eso primero hay que hacer las noticias reales y solidarizarse con los kurdos y el pueblo de Turquía en su lucha por la paz.
«Si no hay paz, el gobierno nos lleva a una guerra civil, también llamaron sus bases para que salgan a las calles y ataquen las sedes del partido kurdo. Más de 70 locales del Partido kurdo, incluida la sede central, en la capital, fueron quemados, y nadie dice nada», indica.
La cuestión Kurda como excusa
Desde el establecimiento de la República de Turquía, los kurdos siempre fueron una minoría marginada, a la cual se le prohibió usar su lengua, se le negaron derechos políticos, prohibidos sus partidos y sus líderes reprimidos, encarcelados o exiliados.
En 1984 surgió un movimiento liderado por unos jóvenes universitarios, revolucionarios, y crearon un movimiento armado, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo), que es la actual guerrilla que luego comenzó a atacar las comisarías y que poco a poco ganó el apoyo de la población kurda.
Sin embargo, los ataques del ejército turco no se hicieron esperar y ya son miles de desaparecidos, hay tres millones de kurdos que emigraron de un pueblo a otro dentro del Kurdistán huyendo de la violencia.
«Después de años de guerra, los kurdos lograron conquistar derechos, pero el gobierno turco sigue usando el tema kurdo para dividir la sociedad, especialmente en tiempos de crisis política», advierte Górgu.
Con los yihadistas
De acuerdo con Elif, el presidente Erdogan tiene planes expansionistas hacia Medio Oriente, quiere tierra en Siria, quiere tener una cuota política al lado de Estados Unidos y por eso financia los grupos yihadista en Siria.
«El gobierno turco apoya financieramente y abre sus fronteras a los yihadistas para que puedan entrar y salir de su territorio. Solo en los últimos meses, tras un acuerdo con EEUU, ha puesto algunas limitaciones a los miembros del Estado Islámico. Pero en los primeros años, el EI tuvo células en Turquía, y cuando capturaban algún miembro de ese grupo, solo lo deportan. En cambio, sí encarcelan a los dirigentes kurdos», denuncia Elif.
Los kurdos son unos 20 millones en Turquía, pero el Kurdistán se extiende más allá de la frontera y hay varios millones de kurdos que viven en Siria, donde hay tres cantones que son atacados por el EI, que quiere controlar la frontera.
Elif es categórica al señalar que en Siria, los kurdo son la única fuerza laica que lucha con las armas contra el Estado Islámico.
Aunque parezca contradictorio, según Elif, el gobierno turco apoya a los terroristas del EI porque no quiere una autonomía kurda en su frontera. Es evidente que en este caso, el gobierno de Erdogan juega con dos cartas, pero eso no parece importar a Occidente.