William y su esposa por más de 30 años, Ángela, están sentados en el jardín cantando juntos su canción favorita.
Se sientan muy juntos, tomados de la mano.
William y Ángela no son sus nombres reales, fueron cambiados para proteger sus identidades.
A pesar de que William puede recordar canciones, no hay mucho más de su vida que pueda recordar desde que desarrolló Alzheimer y demencia hace 15 años.
Ángela insiste en que su condición no ha afectado su relación. «Todavía amo mucho a mi marido y él siempre me dice ‘te amo’. Eso es lo importante», le cuenta al programa de investigación de la BBC File on 4.
Alejamiento
Ángela cuidó de él en su casa hasta que sus necesidades crecieron y debió ser trasladado a un asilo de ancianos.
Fue unos meses después, mientras estaban de vacaciones, que empezó a sospechar que algo iba mal.
«No sabía por qué comenzó a alejarse. No me tomaba la mano ni me abrazaba.Simplemente no entendía. Se lo atribuí al Alzheimer y a la demencia».
Pero cuando volvieron a casa después de las vacaciones, una bomba cayó en medio de sus vidas, cuando Ángela recibió una llamada del asilo.
«Me llamaron para preguntar si la policía podía venir a verme y les dije que sí.
«Me explicaron que mi marido había sido abusado sexualmente.
«Fue un shock para mí. Fue difícil seguir la conversación, me acuerdo que sentí que me iba a morir y debí salir de la habitación«.
William era uno de los tres ancianos vulnerables y con problemas mentales que fueron abusados sexualmente por una de sus cuidadoras en el asilo donde vivían.
Christina Sethi, de 25 años, se grabó a sí misma con su teléfono abusando de los ancianos. Fue arrestada luego de que su computadora con la grabación llegara a manos de la policía.
Fue condenada a 15 años de cárcel por cinco delitos de abuso sexual.
El asilo donde trabajaba no puede ser nombrado por razones legales, pero le dijo a la BBC que la Sethi contaba con todas las credenciales necesarias y no tenía antecedentes policiales. Reconocen que lo ocurrido causó «angustia y trauma».
Pero el caso de William y sus compañeros es menos común de lo que se piensa, según las cifras encontradas por la investigación de File on 4.
En Reino Unido han habido más de 2.000 denuncias de delitos sexuales en asilos de ancianos entre 2013 y 2015, la mayoría por abuso sexual, según información obtenida por la BBC.
‘Reflejo aterrador‘
La información fue obtenida a través de un requerimiento por Libertad de Información, preguntando cuántas denuncias por delitos sexuales habían sido presentadas por la policía o los asilos de ancianos.
Las cifras no revelan las edades de las víctimas, pero un 70% de quienes viven en los recintos tienen más de 65 años.
«Son un reflejo aterrador de la realidad en terreno que mucho de nosotros nos negamos a aceptar. La gente no quiere creer que una cosa así le pueda pasar a ancianos», comenta Gary FitzGerald, presidente ejecutivo de la fundación Action on Elder Abuse (Acción contra el abuso de ancianos).
El programa de la BBC también obtuvo información sobre el número de denuncias registradas por la Comisión de Cuidado de Calidad (CQC por sus siglas en inglés) que monitorea y regula los asilos de Inglaterra.
Hubo más de 6.000 «preocupaciones y alertas» registradas por asilos de ancianos entre 2013 y 2015. Estas iban desde «toques inapropiados a denuncias más graves».
Los principales atacantes eran otros internos, seguidos por un empleado.
«Para las personas mayores vulnerables, sufrir de esta manera es particularmente terrible», asegura Andrea Sutcliffe, jefa de fiscalización de la CQC.
«Las personas encargadas de la gestión de los hogares tienen una clara responsabilidad legal y deben asegurarse de que sus residentes estén seguros y sean tratados con dignidad y respeto.
«Sabemos que la mayoría de los hogares son buenos y su personal es dedicado y atento, pero lamentablemente sabemos que existen excepciones».
«Todo abuso es abuso»
«Creo que debe haber hogares que hacen vista ciega a estos casos, pero eso está mal», asegura Nadra Ahmed, presidenta ejecutiva de la Asociación Nacional de Cuidadores, que representa alrededor de 5.000 pequeños y medianos hogares.
«Tenemos que realmente asegurarnos como industria que velamos por el cuidado de las personas y las protegemos contra todo tipo de abusos, incluido el sexual.No podemos elegir no lidiar con algún tipo de maltrato. Todo abuso es abuso«.
Han habido algunas iniciativas parlamentarias para poner mayor atención y recursos a la fiscalización de este tipo de hogares.
Mientras tanto, William y Ángela tratan de reconstruir sus vidas. Pero tomará tiempo, dice Ángela.
«Siento que me violaron a mí. Mi esposo es un marido increíble, muy querendón, amable y protector. Lograremos salir de esto, pero es muy difícil».