“Mi madre murió a destiempo, porque éramos una familia pobre”

“Mi madre murió a destiempo, porque éramos una familia pobre”

“Mi madre murió a destiempo, porque éramos una familia pobre”

Carlos Amarante Baret, exministro de Educación.

SANTO DOMINGO.-“Mi madre muere a destiempo porque éramos pobres”, confiesa con dolor Carlos Amarante Baret, quien ahora aspira a la candidatura presidencial del Partido de la Liberación Dominicana.

Esto así, porque cuando él apenas tenía 16 años su madre, Ana Antonio Baret, sufrió un edema pulmonar y la llevaron de emergencia al hospital de Moca, y en ese centro no tenían el medicamento necesario para darle el tratamiento requerido.

La familia tampoco tenía dinero y aunque consiguieron quien le ayudara, cuando el medicamento apareció ya era tarde. Su madre había fallecido con apenas 43 años de edad.

“Mi madre tuvo una gran influencia en mí, lo que soy hoy es fundamentalmente el producto de lo que ella quiso que yo fuera…”. Esas palabras sintetizan la incidencia de la mujer que forjó el carácter y espíritu de superación de Amarante Baret.15/10/2018 ELDIA_LUNES_151018_ Nacionales14

Para esa época, 1977, y con apenas 16 años, ya era militante en Moca del Partido de la Liberación Dominicana, donde vivió hasta los 40 años de edad.

La partida de la mamá le generó un gran vacío y no quería volver a la escuela, porque ayudarla era su motivación para estudiar.

Era una mujer muy activa, que pertenecía a la Juventud Mariana Dominicana, dominaba la lectura bíblica, era rezadora de novenario, además lavaba, planchaba y hacía dulce de toronja para costear los estudios de Carlos y su hermana Carmen Milagros.

En 1982 Amarante Baret se convirtió en el regidor más joven de su municipio, con apenas 22 años. En 1990 llegó a ser senador y a partir de ahí se disparó su carrera política nacional. Ha desempeñado cargos como superintendente de Seguros; administrador de Bienes Nacionales, director del Indotel; ministro de Educación y de Interior y Policia.

Su madre también le instó a no sentirse discriminado por la discapacidad en su mano derecha y le decía que eso no tenía que ser obstáculo para llevar su desarrollo. Eso le hizo tener una niñez normal, aunque en principio tuvo alguna que otra pelea con niños que intentaban hacerle “bullying”, afirma.

Motivación política

Amarante Baret se incorporó a la política por la influencia de su madre. Recuerda que el papá de ésta, su abuelo´, criaba pollos y un día le regaló dos y ella los que bautizó como “Democracia” y “Libertad”. Cita que cuando Bosch perdió las elecciones de 1966 le dijo al padre de ella: “Papá, perdimos”. Afirma que por eso asumió el compromiso de cambiar el país y la vida de la gente.

Adalberto Amarante, padre del actual precandidato presidencial del PLD, era cocinero, trabajaba en el Café Asia, donde preparaba comida china, pero en los 70 abandonó ese oficio y pasó a ser “pintor de brocha gorda”.

Cuando terminó el bachillerato, por las limitaciones económicas, optó por un crédito educativo en la Universidad Católica Madre y Maestra; se graduó de abogado en 1984.

Se asoció a José Alberto Cruceta, juez de la Suprema Corte, hasta 1987, fecha en que creó su bufete, labor que combinaba con la de senador.

Química con Bosch

En 1973, el profesor Juan Bosch fundó el PLD y en 1974 Amarante Baret tenía que hacer una exposición sobre “El feudalismo”. Unos amigos que militaron con Bosch en el Partido Revolucionario Dominicano, entre estos Javier González, le prestaron dos folletos y tres conferencias que Bosch había dictado, y eso lo ayudó a que su profesora quedara maravillada por lo bien que presentó el tema.

“Ahí seguí leyendo cosas de don Juan, así empecé”, remembró. Se conectó con Bosch en 1979, ya que iba mucho a Moca y se quedaba en la casa campestre de su amigo Nin Diplán. Allí le dijeron que se prepararan para conocerlo, Amarante Baret, con 15 años, ya lo reverenciaba por su figura imponente. Cuenta que allí se consolidó esa identificación ideológica con el líder.

“Cuando él iba bajando nos pusimos al pie de la escalera, todo el mundo lo saludaba con la mano derecha y cuando le dí la izquierda con fuerza, le llamó la atención, se fijó en mi mano derecha y ese día quedó sellado un pacto sin rompimiento con el pensamiento, y vida de este gran hombre”, confesó.



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