Recuerdo como hoy cuando conocí a Rafa, me lo presentó su padre, el maestro Nino Féliz, en ese entonces vicerector de Extensión de la UASD, al final de una actividad en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
Tenía unos catorce años. Me impresionó su madurez y la profundidad con que abordaba los temas. A partir de ahí, siempre nos saludábamos con afecto en las actividades, pues acompañaba con frecuencia a su padre.
A pesar de ser hijo de un alto funcionario de la UASD, nunca le vi el más mínimo gesto de altanería ni prepotencia. Siempre servicial, amable y colaborador.
Con el tiempo nuestra amistad se fue solidificando. Ingresó a la Fundación Caamaño, siendo uno de los miembros más trabajadores y entusiastas.
Su carisma y capacidad lo convirtieron en uno de los más respetados y queridos.
En las luchas sociales, nuestra amistad se templó. Ahí noté más su valentía y liderazgo.
En proceso político asumió con gran responsabilidad la dirección de un movimiento de jóvenes a nivel nacional, demostrando su capacidad de gerencia y organización.
En resumen, Rafa Féliz es uno de los jóvenes más nobles y comprometidos que conozco. Como joven dominicano me siento orgulloso de estar representado en una persona con sus valores.
Tiene un gran reto por delante. Dirigir una entidad desacreditada que nunca ha podido demostrar su razón de ser. Pero Rafa es una persona que se crece ante los grandes retos, y confió plenamente en que hará una labor de la cual todo el país se sentirá orgulloso, como orgulloso me siento yo de ser su amigo.
Adelante querido amigo, adelante compañero, adelante ministro.