Mi alma tiene prisa

Mi alma tiene prisa

Mi alma tiene prisa

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Hace días me topé en las redes sociales unas palabras que se le atribuían a Anthony Hopkins, tal vez porque este las compartió en algún momento de su vida y, por popularidad, tuvo mayor visibilidad entre sus seguidores.

Sin embargo, estas palabras no son de la autoría de Hopkins. Pertenecen al poema ‘Mi alma tiene prisa’ de Mario de Andrade. Una joya que puede servir de cable a tierra para todos, ya sean jóvenes o personas con juventud acumulada, como relajamos los que tenemos más edad.

Moraleja: la vida es muy corta para no saborearla en cada segundo, para tolerar cosas y personas que no suman ni aportan y guardar en nuestro saco sentimientos que estancan. Aquí se lo comparto de manera íntegra. Reflexionen.

“Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora. Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces; los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada. Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Sin muchos dulces en el paquete.

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír de sus errores. Que no se envanezca con sus triunfos. Que no se considere electa antes de la hora. Que no huya de sus responsabilidades. Que defienda la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez. Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas. Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma. Sí, tengo prisa. Tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan. Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y mi conciencia. Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una”.



Noticias Relacionadas