“La mejor manera de decir es hacer”, José Martí
En México hay una larga y hermosa tradición de solidaridad, eso es innegable. Sin embargo, no deja de ser un ejemplo de dignidad y decoro la posición del presidente Andrés Manuel López Obrador respecto a Cuba y su llamado a poner fin a un embargo tan absurdo como inútil para todos.
Con la sencillez que le caracteriza López Obrador instó al presidente estadounidense Joe Biden, a poner fin al embargo que por más de más de 60 años mantiene Estados Unidos contra Cuba.
“Es un llamado respetuoso, desde ningún punto de vista injerencista, pero hay que separar lo político de lo humanitario, la vida es lo más importante, es lo principal de los derechos humanos”, expresó López Obrador.
Concretamente, sugirió “que se permita que puedan recibir, las familias de Cuba, remesas de quienes viven y trabajan en Estados Unidos o en cualquier otro país del mundo”. Creo que tiene toda la razón.
Al anunciar el envío de dos barcos cargados de suministros básicos como oxígeno, medicinas y alimentos para la isla, López Obrador destacó la situación de salud que vive Cuba.
No sé si en la Casa Blanca tomarán en cuenta su solicitud. Personalmente creo que aunque el imperio suele ser inflexible, Biden no es Donald Trump y, por tanto, debería variar la política de Washington hacia La Habana.
Ciertamente, no hay razones ni políticas, ni militares ni ningún género que justifique un asedio y una hostilidad tan visceral contra una isla que no representa ningún peligro para su país.
En ese sentido, lo más inteligente que podría hacer el actual inquilino de la Casa Blanca sería retomar la ruta trazada por Barack Obama y allanar el camino hacia la normalización de las relaciones comerciales y diplomáticas.
Además, como dice el mandatario mexicano, “no es concebible que en estos tiempos se quiera castigar a un país independiente con un bloqueo”. En efecto, todos los países, excepto Estados Unidos e Israel, se han pronunciado en contra del bloqueo a Cuba.
López Obrador demuestra su madurez e independencia política y dice una verdad más grande que el Capitolio cuando categóricamente expresa que “no tiene sentido las agresiones, invasiones, anexiones ni bloqueos, y en su lugar debe prevalecer la cooperación para el desarrollo de los pueblos”.
Las palabras del presidente de México –y esto es lo más relevante- vienen acompañadas de una acción concreta: el envío de dos barcos con suministros esenciales para todos los cubanos.
De sobra está decir que el bloqueo daña a los cubanos, pero no beneficia a quienes lo imponen desde el Olimpo del absurdo.
En cambio, el más mínimo gesto de solidaridad, una ayuda puntual y oportuna se agradece y, aún más, engrandece a quien la ofrece, como históricamente ha hecho la patria de Benito Juárez, Pancho Villa y Emiliano Zapata, y que hace de México un paradigma de la solidaridad latinoamericana.