New York.- Los Mets han estado viviendo entre maletas y habitaciones de hotel desde que dejaron el Citi Field el 22 de septiembre.
Los recuerdos que recogieron durante sus viajes incluyen un remate al final de la temporada, una dramática victoria para asegurar un comodín y un fervoroso impulso de energía.
Los Mets regresaron a Nueva York ayer por primera vez en más de dos semanas, empatados 1-1 con los Filis en la Serie Divisional de la Liga Nacional.
Habrá pasado un paréntesis de 16 días entre los juegos en Citi Field cuando salgan hoy al terreno para el Juego 3.
El agitado calendario de los Mets en la ruta los llevó a Atlanta (24-26 de septiembre) y Milwaukee (27-29 de septiembre) para cerrar la campaña regular.
Debido al Huracán Helene, los Mets regresaron a Truist Park para jugar una doble cartelera decisiva para la clasificación a la postemporada el 30 de septiembre.
Nueva York aseguró ser el sexto sembrado, lo que les valió un viaje de regreso al American Family Field de Milwaukee para la Serie del Comodín (del 1 al 3 de octubre).
El mánager Carlos Mendoza enfatizó desde los entrenamientos primaverales que los Mets “necesitaban ser una familia”. Han permanecido unidos frente a multitudes ruidosas y rivales, ganándose otra oportunidad para salir al terreno frente a sus propios fanáticos.
“Hacen tantas cosas juntos”, señaló el venezolano Mendoza. “… encuentran la manera de, como grupo, seguir teniendo conversaciones, mantener el ambiente relajado, seguir presionando cuando es necesario.
Tomando las derrotas y regresando al autobús, en lugar de que cada uno se vaya por su lado, continúan hablando sobre el juego y sobre algunos de los ajustes que deben hacer al día siguiente para cumplir con la tarea, creo que eso ha ayudado”.