Santo Domingo.-Se dice que educar es una obra de amor y una vocación que permite encausar los sueños de muchos, logrando dar a quienes viven de ella grandes satisfacciones.
Un ejemplo de fe, esperanza y valor, se le asigna cada día a la educadora, madre y empresaria Miriam Garate, al desarrollar una visión en pro de niños especiales con sueños, virtudes y mucho potencial. Desde el Centro de Enseñanza Especializada (Cedene), Garate realiza una labor encomiable al educar bajo la metodología de inclusión, lo cual permite potenciar a los niños especiales que tienen una discapacidad, como autismo, síndrome de Down o trastorno de hiperactividad.
En este sentido dijo que ese método que se integró es el de inclusión, donde cada niño es estudiado y tiene que tener sus estudios neurológicos basados en esos conocimientos, haciéndoles un programa de educación de acuerdo a su condición.
Como la mayoría de los padres son de bajos recursos económicos y no todos tienen computadores y libros yo le hago el estudio al niño, y al padre un programa elaborado con las estrategias adecuadas para trabajar desde la casa. Expresó que de esta manera en la escuela y en el hogar trabajan igual y de esa forma se puede sacar algo similar.
Garate resalta que su condición no les quita el tener sueños y aspiraciones, ya que los niños con síndrome de Down sí pueden aprender a leer, escribir y a cantar, expresando con alegría que formó la primera orquesta sinfónica con niños especiales.