Hay una cosa que de manera extraordinaria solo haces tú. Talento o don que cuando se entrega al mundo resplandece como la joya más preciosa.
Otros verán esa grandeza, porque también la poseen y querrán exponerla y premiarla ante el mundo, ya sea por medio de elogios, reconocimientos, homenajes, premios y menciones. Pero el emisor de la obra no se siente merecedor de tales loas. No lo reconoce, lo que no hace el triunfo completo, no encuentra el sustento.
El no reconocer nuestra valía es una disminución del ser. En el fondo sabemos cuando los frutos que ofrecemos son buenos. Pero las creencias de modestia falsa no nos permiten disfrutar a plenitud de las luces. Es un logro, lo hiciste, lo mereces.