Mejor puentes que muros

Mejor puentes que muros

Mejor puentes que muros

German Marte

En sentido general, el discurso de rendición de cuentas del presidente Luis Abinader ante la Asamblea Nacional el pasado 27 de febrero fue muy positivo y alentador. Me gustó, excepto por un tema: el muro o verja en la frontera con Haití.

Ciertamente hay sectores que abogan por un gran muro, “si es posible electrificado”, para que ningún “haitiano ilegal” entre a territorio dominicano.

Son una minoría, pero muy mediática y ruidosa, ultraconservadores, que ven en los inmigrantes “un grave peligro” para República Dominicana. Como toda exageración, eso es falso.

Pero la verdad es que los inmigrantes, más que un problema o un peligro, son seres que arriesgan sus propias vidas con tal de dar vida a sus familiares y a su país. Al mismo tiempo, el inmigrante, sea de donde sea, aporta al país que lo acoge.

El mejor ejemplo de lo que digo son los miles de dominicanos que en épocas distintas han emigrado hacia Puerto Rico, Estados Unidos, España, Argentina, Italia, y otros países.
Sin olvidar sus orígenes, cada criollo ha tratado de adaptarse a la nación de acogida, aprender el idioma y, con o sin papeles, romperse el lomo, desafiar el frío y comer lo que se pueda con tal de ahorrar algo para enviarles dinero a los suyos aquí.

Lo mismo pasa con los haitianos que emigran a República Dominicana. No vienen aquí porque le gusta el clima, la comida o porque los dominicanos hablamos muy bonito el idioma español. No. Ellos vienen, con papeles o sin papeles, en busca de una oportunidad de trabajo para ganarse el sustento propio.

Muchas veces trabajan durante el día como obreros de la construcción y de noche se quedan allí mismo como serenos.

Así se ahorra el pago de alquiler y de esa manera su salario jugoso (porque a veces apenas da para jugos) le alcanza para enviar algo a su familia en Haití.
Me he detenido en describir la realidad de muchos inmigrantes solo para resaltar que un individuo en tales condiciones materiales no está en capacidad para conspirar contra nadie, excepto contra el hambre, ni siquiera contra la pobreza.

Entonces, gastar más de 100 millones de dólares (5,800 millones de pesos) en la construcción de un muro o verja en la frontera para frenar “la invasión haitiana” es –desde mi punto de vista- un absurdo.

Sería un derroche garrafal dinero. Imagínese el lector si en lugar de gastar todos esos recursos en un muro se invirtiera todo ese dinero en Elías Piña, o en construir un verdadero sistema de defensa que apliquen los militares que custodian la frontera; conjuntamente con escuelas, unidades de atención primaria y una buena carretera…

En lugar de muros que dividan es preferible construir puentes de entendimiento, de solidaridad y cooperación entre haitianos y dominicanos.
Además, cuando la desesperación se apodera de un pobre hambriento no hay muro que lo detenga.

Estados Unidos, la primera potencia mundial ha dejado sin efecto la edificación de un costosísimo muro en la frontera con México. Joe Biden, más racional que Donald Trump, sabe que eso no pararía la migración. Aquí menos.
Como enunciado está muy bien, para calmar la jauría. Pero yo considero que el gobierno dominicano haría mejor si invierte esos 5,800 millones de pesos en obras necesarias, como ya quedó dicho, o bien en mejorar las aduanas en Jimaní, Pedernales y Dajabón, además de buenos mercados donde haitianos y dominicanos intercambien sus productos como buenos vecinos. Esa sí sería una acción de gran beneficio para todos.



German Marte

Periodista dominicano. Editor www.eldia.com.do. Comentarista de radio y TV.