Medio siglo después

Medio siglo después

Medio siglo después

Felipe Mora

Medio siglo después de los acontecimientos bélicos de 1965, el capítulo más importante de nuestra historia contemporánea, cuando el pueblo en armas se lanzó a las calles en reclamo de la vuelta a la constitucionalidad sin elecciones y en defensa de la soberanía nacional, debemos preguntarnos ¿cuánto hemos avanzado?, ¿valió la pena tanto sacrificio?

Cuando comenzaron los bombardeos y los tableteos de las ametralladoras habían transcurrido tan solo tres años, 10 meses y 24 días de la decapitación de la férrea tiranía trujillista, que mantuvo a los dominicanos en el oscurantismo durante 31 largos años.

El 24 de abril de 1965 la irrupción de las masas populares, con el coronel Francisco Alberto Caamaño al frente, hicieron tambalear un régimen que, viéndose acorralado, tuvo que pedir protección de un imperio.

Cuatro días después, el 28 de abril, con la llegada de las primeras tropas de intervención de los Estados Unidos, con el apoyo infame de la OEA, se echaba a perder el propósito de reponer el gobierno legítimo destituido en septiembre de 1963, a la cabeza del profesor Juan Bosch.

La cuota de sangre que aportó el pueblo dominicano se calcula en más de 3 mil víctimas mortales, aparte de los cientos de heridos y apresados.

Cuando se sucedían aquellos acontecimientos, República Dominicana se colocó en el centro de la atención mundial. Los grandes titulares de la gran prensa internacional nos catapultó como un pueblo de un valor fuera de serie.

En el tiempo transcurrido, en que varias generaciones se han sucedido, y aún con todos los avances obtenidos en democracia, hemos participado de la triste realidad que miles y miles de jóvenes han sucumbido víctimas de políticas oscurantistas aplicadas por regímenes impopulares, como aconteció en el gobierno de los 12 años de Joaquín Balaguer.

En no menos proporción hay que incluir las víctimas por consumo y/o tráfico de drogas, por involucrarse en actos delincuenciales, etc., etc.

En 1965 la población del país superaba los 3 millones de habitantes, y la pobreza hacía estragos entre amplios sectores. Hoy día se estima en más de 11 millones, y la fuerza laboral tiene la triste condición de que en su mayor porcentaje percibe un deprimido salario mínimo.

Datos oficiales dan cuenta que más de 850 mil dominicanos viven con menos de un dólar por día. Más de 4 millones de personas, es decir, una cifra superior al 40% de la población, viven en situación de pobreza general.

Las fuerzas más identificadas con el sentir patriótico combatieron hasta donde aconsejaron las circunstancias con la aspiración de que en este país fluyera una democracia más representativa, libre de injerencias extranjeras.

Pero las distintas generaciones de dominicanos que se han sucedido desde entonces han sido partícipes de precariedades y falta de oportunidades en la inmensa mayoría de la población, en mayor proporción entre los obreros y campesinos.

La Guerra de Abril del ´65, cuando se conmemora este mes el 50 aniversario de aquella epopeya heroica, podemos decir a los cuatro vientos que el arrojo demostrado por nuestros combatientes frente a las tropas de intervención sirvió de ejemplo al mundo entero para que se nos reconozca como un pueblo amante de la libertad y la democracia participativa.



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