Medio ambiente, seguridad y cultura de paz

Medio ambiente, seguridad y cultura de paz

Medio ambiente, seguridad y cultura de paz

Ángel Gomera

Los niveles de tensiones y estrés que viene experimentando el planeta Tierra por la sobreexplotación de sus recursos naturales, fuera del marco de la sostenibilidad; y por ende, de todo equilibrio que favorezca un medio ambiente sano. Debe conllevar a que la acción ambiental desde el punto de vista estatal, sea parte relevante de las estrategias de prevención y transformación de conflictos socioambientales en el ejercicio de las políticas públicas.

Así también en ese mismo contexto, debe considerarse con igual similitud de trascendencia, la promoción, implementación, el mantenimiento y la consolidación de una cultura de paz por el medioambiente.

En razón de que luchar por preservar un medioambiente sano es un enfoque o principio importante de la paz, la seguridad nacional y los derechos humanos. Es que indiscutiblemente no puede existir una paz duradera y fecunda, si se destruyen los recursos naturales que sustentan los medios de vida y los ecosistemas.

En este punto cabe alentar que grandes conflictos violentos en el futuro, tendrán su génesis en disputas por recursos naturales agotados. Ya se puede observar en los momentos actuales, ciertas protestas sociales por la escasez de agua, por la manera despiadada en que matamos los ríos y sus afluentes; una pesada incertidumbre por los efectos adversos del cambio climático; efectos estos, que están presionando a desplazamientos masivos de personas.

Pero, a pesar de esta realidad que se nos viene encima, se sigue permitiendo la ocupación e invasión de lugares de alto riesgo y vulnerabilidad.

También, se puede examinar una deforestación agresiva y sin juicio, que está provocando daños a los hábitats, una preocupante fragmentación y la sucesiva pérdida de biodiversidad; así como, la alteración de los ciclos del agua, la erosión del suelo y la desertificación.

Solo basta advertir cómo cada día nuestras montañas y cordilleras están más pelonas por un conuquismo y ganadería sin planificación y control.

Por lo tanto, como muy bien indica el documento Laudato si: “No podremos afrontar la degradación ambiental, si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social”.

Todo lo mencionado anteriormente, atenta contra la estabilidad de cualquier nación. Entender que un deterioro ambiental progresivo pone en jaque el crecimiento económico y la calidad de vida de un país; y más cuando su principal economía proviene del turismo, como es el caso de la República Dominicana.

De ahí es que, para el mantenimiento del desarrollo, la prosperidad y la paz, es elemental ocuparnos de fortalecer la seguridad ambiental dentro del ámbito de la seguridad nacional, con acciones que vayan dirigidas a la interiorización y toma de conciencia a la relación causa-efecto entre el problema ambiental y el conflicto que pueda derivar.

Por ejemplo, la República Dominicana, no puede minimizar la gran amenaza que cierne sobre su soberanía ambiental, por el declive aparatoso del medio natural del vecino país de Haití.

Esta tétrica realidad medioambiental haitiana, es y será, origen de conflictos y tensiones, que suscitan luchas por el acceso y control de determinados recursos naturales.

El Libro Blanco de la Defensa de República Dominicana contiene las respuestas y estrategias necesarias ante dicha problemática; además destaca cómo el medioambiente es un elemento de interés para la seguridad nacional.