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Medicinas

Cualquier paciente o familia que se vea obligado a comprar medicamentos de uso continuo, como para diabetes, hipertensión, colesterol, tiroides, psiquiatría y muchos otros, enfrenta un reto financiero enorme. Si se trata de envejecientes, incapacitados o menores, la canana es mayor.

Sin embargo, el país cuenta con una pujante industria farmacéutica dedicada mayormente a la producción y exportación de medicinas genéricas.

Las moléculas necesarias para fabricar esos genéricos son casi todas importadas de China o India, un suministro que ante las tensiones geopolíticas puede tornarse precario.

Quizás conviene al país fortalecer e impulsar el crecimiento de los laboratorios nacionales, recordando la experiencia de Puerto Rico, que durante el último tercio del siglo XX prosperó enormemente gracias a incentivos fiscales federales que atrajeron a las principales corporaciones farmacéuticas estadounidenses.

Se trata de un nicho en el que nuestro país posee experiencia, inversionistas locales dispuestos a realizar joint-ventures con empresas foráneas y facilidades de hub logístico para la exportación.

Increíblemente, Santo Domingo ofrece mejores condiciones que Puerto Rico para atraer a los gigantes del negocio y quizás sólo falta el interés gubernamental para ofrecer los incentivos y facilidades para motivarlos.

Alinear este propósito con la política comercial estadounidense puede ser menos difícil de lo que aparenta si la industria local, para acceder al inmenso mercado del norte, suple sus necesidades de moléculas y otros insumos en Estados Unidos en vez del lejano oriente.

Podría crearse una sinergia poderosa, un negocio ganar-ganar que contribuya a la prosperidad dominicana al tiempo que abarata las medicinas para los estadounidenses y nosotros.

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José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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