Me parece correcto, pueblo calladito, y cero critica a los políticos, amén

Me parece correcto, pueblo calladito, y cero critica a los políticos, amén

Me parece correcto, pueblo calladito, y cero critica a los políticos, amén

Rafael Ramírez Ferreira

Porque: Si los eligieron sabiendo lo que son,

Si critican, presos están.

Siempre que enseñes,

Enseña a dudar de lo que

Enseñes.

Ortega y Gasset.-

La morbosa estrategia ejecutada desde hace años, con sus ejes y plataformas de engaños –como cosa misteriosa, al tratar de poner la “Ñ” me sale Joao, extraño-, ejecutada con una táctica vigorosa en técnicas y recursos, es simplemente impresionante, pero que ahora no puedo decirlo, ya que el mamotreto de ley, aprobada después de ser mayor de edad, nació tal y como “ellos” la querían, con su blindaje e impunidad camuflada, donde ya nadie puede hablar siquiera de “indelicadezas”, porque pueden decir que es una ofensa a su “honra”. Por tal razón, no digo nada que pueda ofender a estos “Virtuosos” del enmascaramiento.

Y es que hoy, me da por pensar, que de tantas veces morar en el fango, muchos que ejercen la política, han llegado a creer que todo aquel que no esté enfangado está desfasado. Y esto, basado en lo expresado por el gran Julio César de que los hombres tienden a creer aquello que les conviene, porque de tanto mentir y engañar con increíbles artimañas, creadas por Joao, -perdón, no quise poner ese nombre-, han olvidado el significado y grandeza honrosa de la “Palabra”, la responsabilidad que implica la misma y las desgracias, que cual río desbordado, arrastra al abismo el honor, quizás el don más preciado que puede poseer una persona, cuya pérdida es peor aún que la propia muerte física.

Creo en realidad, que en ocasiones encuentras tu destino justo en el camino que escogiste para evitarlo. Este culto a la personalidad, llevada a cabo por políticos con aspiraciones de dictadores, es algo abrumador y las argumentaciones para embadurnar la verdad, ejecutada por engendros parecidos al famoso Rasputín o Maquiavelo, me parece han sido superados con creces, si la maldad pudiese medirse.

Tenemos una economía que asombra a vivos, muertos y atolondrados pero, la cantidad de personas que evacuan en letrinas quizás compita de tú a tú con la publicitadagrandeza económica y nuestro sub-suelo, es simplemente un mar de materia fecal porque todo va a parar a las agua subterráneas, pero eso no se ve, claro, a menos que intentes sacar agua de las profundidades, como esas que los políticos no desean que les saquen.Y es de aplaudir las cosas de nuestros políticos, incluyendo las del Señor Presidente, -¡Cuidadito con criticar, eh!- porque el Presidente actual no tiene que fijar posición alguna con relación a reelección o no, porque la Constitución  no le da facultad alguna para adoptar otra posición que no sea la que ella ya estableció.

Nadie puede cuestionar lo que aseguran los políticos dirigentes y los adláteres funcionarios que se pliegan a decir lo que en verdad desean oír y leer quienes los dirigen. La economía está bien, fuerte, aún y sea a costa del endeudamiento que nadie puede decir, y mucho menos yo, que sea algo alocado, irresponsable y clientelista, donde a propósito, -“esto si ya lo he dicho”- aquí hasta para hacer una letrina tiene que ser con un préstamo, el cual es aprobado raudo y casi a unanimidad por parte de nuestros “representantes”, aunque ya el saliente Presidente de los mismos, manifestó que ya están creadas las condiciones para detener “la campaña sucia, la injuria y la difamación”. Lo que me lleva a cuestionar entonces, para qué existe la ley sobre la “Libertad de Expresión”.

Para concluir por hoy, debo decir con propiedad, que lo expuesto por la última encuesta de Mar Penn, sobre que el 71% de los dominicanos cree que el país va por mal camino, eso, no es verdad, quizás las o los que así opinan, no pertenecen a los “Solidarios” y sólo sean malas percepciones de la clase media, esa clase pendeja que vive alimentando al clientelismo y los políticos a costa de su trabajo, aquella que paga impuestos y vive jodida por la “bondad” de los que regalan lo que no les cuesta un centavo. Así nomás. ¡Sí señor!



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