Me duele el alma

Me duele el alma

Me duele el alma

Altagracia Suriel

“Lo que duele es el alma, porque existen personas tan crueles que son impunes”. Esa es la reflexión de la adolescentes brasileña víctima de una violación colectiva cometida por 33 hombres publicada en las redes sociales por algunos de violadores.

Esta barbarie consternó a Brasil y produjo una indignación generalizada no sólo por la maldad perpetrada, sino también por la apología y defensa de hombres que a través de Facebook aplaudían con orgullo este crimen.
A mí me dolió el alma el ver una noticia tan insultante para la integridad de esa adolescente violada y la dignidad de todas las mujeres del mundo.

Sí, duele el alma ver hasta dónde está llegando la civilización del espectáculo, en la cual hasta la atrocidad de una violación colectiva es compartida y celebrada. Duele el alma que la violencia sexual sea la historia de una de cada tres mujeres de América Latina que en algún momento ha sido golpeada, abusada u obligada a tener relaciones sexuales por alguien que conoce.

Duele el alma ver niñas y adolescentes embarazadas, hasta de 12 años, fruto del abuso sexual del padrastro o del viejo verde del barrio que compra a una familia que ve a su hija como una boca más de la cual librarse.

Duele el alma saber que, como en el caso de la adolescente de la favela carioca, la mayoría de violaciones sexuales no se denuncian por vergüenza, temor a la impunidad o a la re victimización. Y porque para muchas mujeres es mejor callar que revivir un drama que prefieren olvidar, pero que siempre dejará huellas imborrables de dolor y de miedo en sus vidas.

Duele en el alma que se siga pensando que a una mujer la violan por usar ropa corta, por ser provocativa o porque a las mujeres les gustan los hombres machos que las sometan.

Y lo que más duele es la indolencia o la omisión ante un hecho frente al que cualquier mujer es vulnerable. Que puede pasarle a tu madre, hija, hermana o hasta una anciana de 90 años.



TEMAS