Hugo López Morrobel
El 2023 debe ser un año en que las autoridades deportivas hagan un mayor esfuerzo en mejorar las infraestructuras en todo el territorio nacional, dado que históricamente concentran sus esfuerzos humanos y económicos en las canchas y estadios de las grandes urbes.
Si no se realiza un trabajo que llegue a todos, estaríamos siguiendo un patrón que ha demostrado muy poca efectividad.
Y ese trabajo, también debe estar centrado en la parte humana, los atletas, entrenadores y monitores, que son el motor principal en el desarrollo de ese renglón en términos generales.
El deporte ha sido un sector al que los gobiernos le han dado muy o escasa importancia, y la mejor muestra de ello, son los ínfimos presupuestos que se le asignan.
Con tan baja inversión económica, no es posible alcanzar un grado de desarrollo deseable, a pesar del esfuerzo que hagan los protagonistas de ese quehacer.
Hay que decir que los logros que en los últimos años ha alcanzado el deporte dominicano, obedece en mayor grado al esfuerzo individual que realiza cada atleta.
El caso más llamativo lo personifica Marileydi Paulino, medallista olímpica, quien de acuerdo a relatos de sus más cercanos, tenía que pedir prestado o dejar a su familia sin alimentos ,para poder trasladarse a las prácticas de campo pista fuera de su localidad, porque en su provincia no habían ni hay instalaciones mínimamente apropiadas para practicar.
Es muy bonito aparecer en la prensa con atletas que han realizado trabajos de primer orden a nivel local e internacional, cuando no se hizo nada para que un atleta alcance la estelaridad, ya sea en el plano aficionado o profesional.
Así no se vale. A trabajar se ha dicho.
