Como instancias protectoras, creadas para defender los intereses de sus miembros, ser interlocutores válidos frente a los tomadores de decisiones de políticas públicas y hasta mecanismos de presión para producir cambios, los gremios empresariales juegan un rol de primer orden en la sociedad y son parte de la cultura democrática, gracias al contrapeso que ejercen.
República Dominicana cuenta con valiosas asociaciones empresariales que estudian los fenómenos de sus respectivos sectores, se esfuerzan por crear infraestructura estadística, monitorean los hechos que les conciernen para dar respuestas rápidas, aportar ideas y claridad en momentos de confusión y, en el caso de algunos, desarrollan programas académicos para elevar la calidad del capital humano de los sectores que representan.
Se trata de organizaciones que -además- ejercen protagonismo en la formación de estados de opinión ante propuestas legislativas, decisiones fiscales, tributarias, normativas y diseños de políticas que tocan las reglas del juego.
Su liderazgo cuenta con aprecio mediático porque constituyen fuentes de consultas siempre dispuestas a ofrecer sus puntos de vista en forma pública.
Los tiempos cambian y crean tendencias. La reputación y la gestión de intangibles devienen en sólidas columnas para la sostenibilidad de las empresas. Las asociaciones empresariales no deben ser ajenas a esto y se quedarían rezagadas y atemporales si solamente se limitan a desempeñar su rol tradicional sin montarse en la evolución del entorno.
“Approaching the future 2019”, informe de Corporate Excellence, Centre for Reputation Leadership, y Canvas Estrategias Sostenibles, constituye una lectura recomendada para las asociaciones empresariales decididas al enriquecimiento de su función, mirando hacia adentro y hacia afuera, siendo entes promotores de transparencia, ética, buenas prácticas y compromiso social.
Son infinitas las oportunidades de los gremios empresariales para contribuir con una mejor sociedad y una de ellas es elevar los parámetros de admisión de asociados, vetando a los corruptos, evasores, irrespetuosos del medio ambiente, incumplidores de los aspectos que promueven la salud laboral, la seguridad en el trabajo, la dignidad de los colaboradores, las relaciones éticas con proveedores, el respeto a la ley y a la sana competencia en el mercado.
La indiferencia ante los elementos expuestos aleja a los gremios empresariales de los cinco ámbitos clave para el futuro de las organizaciones citados en el informe: contar con propósito corporativo, confianza y reputación, desarrollo sostenible, activismo social y empresarial y cultura corporativa del futuro. Así, más que sombrillas corporativas, serían reales agentes de cambio.