La euforia que genera el deporte practicado por los niños y la ternura y el amor incondicional de madre es capaz de provocar cualquier tipo de sacrificio. La señora Danissa Rodríguez, madre de Sopita (Edward Uceta) le declaró a Juan Saint Hilaire (Listín Diario) que «mientras él lloraba allá, yo estaba aquí con el corazón roto».
refiriéndose al famoso episodio cuando un equipo de Venezuela descalificó a otro de República Dominicana (Los Bravos de Pontezuela). Me llama la atención que doña Danissa reveló que “los gastos del viaje los costeamos nosotros. Su papá trabaja en un supermercado y yo ahora mismo no estoy trabajando, por eso hicimos rifas de arroz, aceite y juegos de sábana, no recibimos ninguna otra ayuda”.
El padre Cecilio Uceta cuenta por separado que para cubrir los gastos, que ascienden a unos 27 mil pesos, y así poder costear el viaje de Sopita, tuvo que tomar dinero prestado y también vender boletos en su lugar de trabajo. ¿Es Justo? Y surge la pregunta, entre muchas otras, ¿desde cuándo un atleta tiene que pagar para representar el país?.
¿A los millonarios del Clásico no le pagan todo?. Lo advertí, el cuento de las pequeñas ligas no es tan corto, las quejas llueven.