Al analizar desde el punto de vista filosófico el problema del hombre contemporáneo, surge la reflexión sobre el sentido de la religión en un mundo incierto.
Las críticas a la intolerancia y al formalismo religioso cuestionan su utilidad. Sin embargo, ante los riesgos de la existencia, el ejercicio espiritual sigue siendo para el ser humano, el paradigma vigente para comprender y vivir en paz.
Peter Sloterdijk, en su libro “Has de cambiar tu vida. Sobre antropotécnica”, aborda la infructuosidad de la ilustración de sepultar a Dios sustituyéndolo por la razón, partiendo de que los “signos de la época apuntan a revisión y regreso”.
Sloterdijk ubica la expresión religiosa como parte de los sistemas inmunológicos o defensas del ser humano frente a las agresiones externas. No la asocia a los dogmas o a doctrinas sino a un reservorio común del cual extraer prácticas y ejercicios ascéticos para una reacción visceral contra la violencia.
El autor llama a no confundir la religión con los hechos espirituales. Para él no existe la religión, sino sistemas malentendidos de prácticas espirituales que se basan “en un intercambio con el propio Dios con el que los ciudadanos de la modernidad tienen un seguro privado”.
La claridad del pensamiento de Sloterdijk en los tiempos actuales se refleja en la permanencia de la autodefinición de los seres humanos que afirman creer en Dios o ejercer alguna práctica espiritual. Frente a la incertidumbre y la violencia, tenemos la fe como posibilidad de práctica y ejercicio que ofrece seguridad y protección pero también un complejo ético para mejorar la vida.
El filósofo citado hace un llamado en “Has de cambiar tu vida” al ejercicio ético, a una conversión humana. Como dice Vázquez Roca, comentando Sloterdijk, “cambiar su vida significaría ahora, configurar mediante actividades internas, un sujeto que debe ser superior a su vida pasional, a su vida de representaciones”.
Desde este punto de vista el ejercicio religioso es posibilidad humana y transcendencia.
