Brasilia.- Más de la mitad de los senadores de Brasil, 41 de los 81 integrantes de la Cámara alta, se declararon hoy en sus discursos a favor de someter a un juicio político a la presidenta del país, Dilma Rousseff, y a apartarla del cargo.
Cuando se han cumplido las primeras 18 horas de una sesión que ya entró en la madrugada de este jueves, tomaron la palabra 58 senadores, de los cuales 41 declararon su inclinación a aprobar el juicio político, 16 se manifestaron en contra y sólo uno no aclaró sus intenciones.
La apertura del juicio político se decidirá por mayoría simple, por lo que, si los senadores confirman con su voto la opinión que han proferido desde la tribuna de oradores, Rousseff será separada del cargo hoy mismo durante los 180 días que puede durar el proceso.
En ese caso, su lugar sería ocupado por el vicepresidente, Michel Temer, quien debería completar el mandato presidencial que concluye el 1 de enero de 2019 en caso de la definitiva destitución.
El senador que, con su discurso, inclinó la balanza hacia el llamado “impeachment” fue Blairo Maggi, quien aseguró que ha recibido la invitación de Temer de asumir a partir de hoy el Ministerio de Agricultura.
Los pocos senadores que arroparon a Rousseff insistieron en la tesis de que en Brasil está en marcha un “golpe contra la democracia”, a pesar de este miércoles el Tribunal Supremo avaló el proceso al negar un último recurso presentado por la Abogacía del Estado.
Las acusaciones contra Rousseff se fundamentan en unas maniobras fiscales irregulares en las que el Gobierno incurrió en 2014 y 2015 a fin de maquillar sus resultados, que incluyeron la omisión de multimillonarias deudas con la banca pública.
No obstante, muchos de los senadores que votaron a favor alegaron otros motivos- el gigantesco caso de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, la grave crisis económica que atraviesa el país o que Rousseff haya faltado a sus promesas de campaña.
El único que no aclaró su posición en su discurso fue Fernando Collor de Mello, quien renunció a la Presidencia de Brasil en 1992 cuando se enfrentaba un proceso de destitución similar, aunque fue muy crítico con la gestión de Rousseff.
La sesión del Senado se inició a las 10.00 hora local (13.00 GMT) del miércoles y se inscribieron para hablar 71 de los 81 senadores, todos ellos con quince minutos de tiempo.
Todavía falta que se pronuncien trece senadores que se han inscrito para hablar, por lo que la sesión puede prolongarse por lo menos otras tres horas y media antes de que se celebre la votación.