El molino de rumores siempre muele algunas reputaciones ministeriales antes de cada 16 de agosto. El pueblo anhela ver el pulgar de su César hacia abajo, dando de comer a los leones de la opinión pública a funcionarios impopulares.
Hay nuevos ministros en la Presidencia, Educación y Medio Ambiente, forzados por circunstancias ajenas a la voluntad del presidente.
Cierta proclividad de Abinader a evitar críticas o conflictos, revirtiendo decisiones conflictivas, quizás ha funcionado, pero Luis debe mostrar mayor control de su propio Gobierno, especialmente en las áreas de la Policía, la Educación y la Energía.
La administración pública es una fiera que no resiste titubeos ni equívocos y pocas metáforas son tan acertadas como que quien gobierna es el capitán de la nave del Estado: ordena el rumbo.
El merecido segundo período que el círculo íntimo de Luis desea, depende de los próximos 18 meses. Sólo los grandes estadistas son capaces de la filigrana que es quitar y poner gente y que el resultado sea de suma y no de resta.