Para muchos, la Procuraduría General de la República botó la pelota por los .411, en el caso de los implicados en los sobornos de Odebreth.
Y en realidad, un palo de esa o mayor dimensión también se está a la espera, desde hace más de un año, que conecte en el rescate de los terrenos del complejo La Barranquita.
Ese expediente, de suma importancia para el deporte nacional, está en poder del Procurador desde hace más de un año, sin que se haya dicho ni hecho absolutamente nada en contra de los que, como por obra de arte, se han apoderado de más de un millón de metros cuadrados.
Sería interesante que los que se cogieron esa propiedad del Estado, también sean invitados a dar una vueltecita en un minibús de Scorpion Tours, por las calles y avenidas de Santiago.
No es posible, porque no tiene ninguna lógica, que todavía no se haya procedido contra esos personajes, muchos de ellos dirigentes políticos, que ocuparon ilegalmente esos terrenos.
Pero también a los que valiéndose de sus funciones vendieron sin la debida autorización una buena parte del complejo.
El procurador Jean Alain Rodríguez, ya que es el principal protagonista del film e Odebreth, debe seguir produciendo otros cortos y largometrajes, uno ellos titulado “La Barranquita”.
Si se quiere hacer justicia, hay un millón de casos que están ahí, solo a la espera de que la Justicia actúe como tiene que ser.
Pero también llama poderosamente la atención, que el alcalde de Santiago, Abel Martínez, un autoproclamado “defensor del pueblo”, y quien saca a los vendedores ambulantes de sus puestos tradicionales, no haya dicho nada, absolutamente nada, sobre esta situación en La Barranquita.
Hay que decir que el cabildo de Santiago debe ser uno o el más preocupado por preservar obras de esta naturaleza, dado que es de uso de sus munícipes, en especial, deportistas.
Si se rescata la parte sustraída de este complejo, el deporte se lo agradecerá, conjuntamente con toda la parte sana de la sociedad dominicana. ¡Manos a la obra! Que todavía hay mucha gente a la que se debe montar en un minubús de Scorpion Tours.