No debe sorprender a nadie que el panameño Mariano Rivera entrara con una votación unánime al Salón de la Fama de Cooperstown, porque sus estadísticas y comportamiento dentro y fuera del terreno fueron excepcionales, sin máculas, al punto que se ganó el respeto hasta de sus más terribles adversarios.
Mariano no solo es orgullo de los itsmeños, sino de todos los amantes del béisbol, al extremo de que ayer sorprendió la felicitación que le hizo el presidente Donald Trump, quien no es dado a reconocer a deportistas.
Obtener una votación unánime era un sueño hasta hace unos años, porque ningún beisbolista de los miles que han pasado por Grandes Ligas, habían recibido esa altísima distinción.
Cuando se anunció la elección, todo el pueblo de Panamá se lanzó a las calles, celebrando por horas con fuegos artificiales algo que no ocurrió cuando Rod Carew se convirtió en el primer panameño que obtuvo ese galardón.
Pasarán muchos años, quizás siglos, sin que otro pelotero pueda alcanzar esa hazaña, aunque los promotores de Derek Jetter estén soñando con esa posibilidad.
Los puertorriqueños también celebran la escogencia de Edgar Martínez, quien ya estaba en su último año.
En la boleta también figuraban los dominicanos Manny Ramírez y Sammy Sosa, cuyas posibilidades, en especial de este último, se hacen cada vez más remotas, a pesar de que ambos cuentan con estadísticas más que suficientes para haber ingresado en su primera exposición.
Sammy solo es sospechoso del consumo de esteroides, mientras otros, en su misma situación, léase, Barry Bonds y Roger Clemens, suben cada año en las votaciones, situación que, vista con imparcialidad, resulta muy extraña.
Manny, suspendido en dos oportunidades, con 50 y 100 partidos por el consumo de esteroides, logró este año más de un 22.8%, mientras Sosa sigue rondando un 8%.
Con el tiempo, se hará imposible mantenerlo fuera del Salón de la Fama, aunque hay que reconocer que con él existe predisposición.
RADARES.- Los fanáticos de las Estrellas no se dan por nadie, saboreando su tercer título, después de más de medio siglo solo “oliendo” el sazón del caldero…
Que nadie se lleve de “aguajes”, la pelea entre Floyd Myweather y Manny Pacquiao es una realidad, tal y como afirmó ayer el entrenador Freddy Roach.