La advocación de María de la Altagracia, madre de Jesús, fue de las pocas creencias que unificaba a la mayoría de los dominicanos, hasta el auge del protestantismo.
Los obispos católicos celebran el centenario de la coronación canónica de Nuestra Señora de la Altagracia. Como casi siempre ningunean la ciclópea tarea de mi pariente, el doctor Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla, para propagar esta devoción. María se apareció en un naranjal de Higüey y luego ayudó a los criollos españoles a vencer a los franceses en la Batalla de La Limonade, el 21 de enero de 1691.
La coronación de la virgen de la Altagracia en 1921 fue un gran suceso, con delegados papales y grandes festejos religiosos.
Amelia María Cabral Bermúdez financió la primera película dominicana en 35 milímetros, sobre la Altagracia, que realizó su primo, mi abuelo Tuto Báez, sobrino de Nouel, con otros cineastas.
Doña Amelia también aportó para construir el templo en la Mercedes esquina Hostos, la Iglesia de la Altagracia, donde quiso ser enterrado monseñor Nouel.